Mil días, con sus mil noches. La SD Huesca vive inmersa en un estado de incertidumbre después de dos derrotas consecutivas. Tras un inicio inmejorable que contrasta con las tres victorias, algo nunca visto en su periplo en el fútbol profesional, los de Antonio Hidalgo deben volver a su ser. Ese de robustez, seguridad y solidez en la parcela defensiva que tantas alegrías les ha brindado.
Pero en todo ello sigue habiendo un debe, que no es otro que el de las remontadas. Ya son demasiados partidos sin poder remontar un resultado en contra. De hecho, ya han pasado más de 1.000 días desde la última vez que el Huesca remontó un partido de fútbol.
Fue el 21 de febrero de 2021, cuando el conjunto oscense se codeaba con los grandes equipos del fútbol español en Primera División. El escenario fue el estadio de El Alcoraz. Aquel día, el Huesca, entrenado por Pacheta, comenzó perdiendo con un gol de Quina en el minuto 8, pero acabó remontando con tres goles en apenas 13 minutos. Escriche hizo el primero a la media hora, Pulido remontaba en el 38' y justo antes del descanso, en el 43', Foulquier anotaba en propia puerta para el 3-1. En la segunda mitad, Soro maquillaba el resultado pero el Granada ya no pudo igualar.
Ha llovido mucho desde entonces, no cabe duda. Y los días pasan y la racha negativa perdura en el tiempo. Bien es cierto que cuanto más se alarga más cerca está de terminar. O eso debemos pensar. De momento, ni ante el Burgos ni ante el Málaga se ha logrado dar la vuelta al marcador.
El Huesca tiene dos partidos para terminar septiembre (Córdoba y Mirandés). Después llegarán dos compromisos seguidos en casa ante Cádiz y Albacete. Seguidamente, dos salidas consecutivas a Ferrol y Gijón, para terminar octubre en casa contra el Almería. Quién sabe si se quitará la losa que lleva encima durante más de 1.000 días en alguna de estas citas.