Antes de que quienes me conocen se echen las manos a la cabeza, debo informar de que existen varios trabajos filosóficos serios que analizan a Homer Simpson desde una perspectiva académica. Por ejemplo, el libro “Los Simpson y la filosofía” (William Irvin, Mark T. Conard y Aeon J. Skoble) recopila ensayos que exploran temas éticos, metafísicos y epistemológicos a través de los personajes de la serie. Por ejemplo, se analiza a Homer a la luz de la ética aristotélica, cuestionando si su comportamiento puede considerarse moralmente virtuoso o no.
Sea como fuere, la verdad es que no es inhabitual que yo utilice Homer Simpson para explicar vicisitudes de la vida y el fútbol, por supuesto, no iba a ser una excepción. Así las cosas, mi paciente compañero de localidad ya se ha acostumbrado a escucharme “todavía se podría comer” como canto a la esperanza ante situaciones desfavorables sobre el verde.
Y es que lo de la SD Huesca esta primavera está siendo un auténtico ejercicio de resiliencia frente al rosario de estacazos encajados - “D’oh!” en el argot simpsoniano- desde aquel maldito minuto 28 del partido contra el Racing de Santander. El penúltimo episodio fue el vivido en el descuento de Albacete, ante el cual no fueron pocos quienes dieron por amortizada cualquier posibilidad de clasificarnos para el play-off, uniéndose a los cenizos canónicos que desde el día del Racing piensan que será más fácil ver a un cerdo volar.
Por fortuna, la vida nos brinda oportunidades para resucitar y el fútbol no es una excepción. Seguramente sería injusto calificar lo del sábado como “acto de fe” pues a tenor de los decibelios percibidos en el Alcoraz tenía más convicción la excelente afición ilicitana, pero está claro que hubo un “algo” especial que nos llevó a los presentes a recuperar la ilusión y volver a creer. Por cierto, a los amantes del tiempo imaginado que echan de menos alguno de los puntos perdidos en Albacete les diré que me parece inconcebible un final del partido como el que vivimos el sábado de no haber sido vacunados seis días antes en tierras manchegas.
Cada uno de los que asistimos al Alcoraz el sábado nos llevamos nuestras propias sensaciones y a buen seguro grabamos en el memoria persistente alguna de las emociones vividas. En mi caso, tuve la fortuna de presenciar, un buen rato después del partido, el cariñoso abrazo de Patrick Soko y Jeremy Blasco a L., la protagonista de posiblemente la celebración más valiosa de un gol de la SD Huesca.
Anoche ganó el Almería y hay que recuperarle cuatro puntos de los seis en litigio. ¿Difícil? Sí. ¿Imposible? Pues no: ¡¡Todavía se podría comer!!