De vez en cuando conviene alejar la nariz de la pantalla y tratar de mirar las cosas con cierta perspectiva. Si bien la racha negativa de resultados que ha sacado al equipo de los puestos de play-off es un hecho innegable, lo es todavía más la gesta lograda por un equipo que culminó sus deberes con muchas jornadas de antelación y – lo que es más importante – habiendo devuelto la ilusión a las gradas de El Alcoraz.
No hace tanto tiempo llegaba la primavera y con ella las apreturas en la tabla. Amén de que un vehículo equipado con megafonía circulara por la ciudad informando de la hora del partido finalizando con un rotundo “¡todos al fútbol!”, no fueron aisladas las ocasiones en las que hubo que recurrir a promociones o entradas gratuitas para generar un ambiente propicio en las instalaciones del Camino Cocorón.
Así, se acuñó entre los fieles sin reblar de la época el término “caracolillo”, con el cual quienes habían sufrido en sus traseros la dureza del gélido hormigón invernal o en su cutis la exfoliación del cierzo –no valoramos suficiente lo que hemos mejorado en ese sentido con la instalación actual- calificaban a los aficionados que florecían en el Alcoraz con la llegada del buen tiempo y los precios populares.
Si algo está quedando claro esta temporada es que cuando la pelotica abraza las mallas de los arcos rivales, las miradas se centran en el verde y omiten un palco que deja de ser escrutado con la acidez que provocan los malos resultados. Estoy convencido – no tengo datos para poderlo afirmar – de que cuando los guarismos acompañan, hablamos menos, leemos menos, escuchamos menos y por su puesto escribimos menos sobre el Huesca.
Llámenme iluso o tarado pero a unas horas de recibir al Elche sigo albergando muchas esperanzas de que la SD Huesca se clasifique para el playoff. En cualquier caso, suceda lo que suceda esta tarde, creo que los de Antonio Hidalgo merecen un rotundo reconocimiento por un curso de bandera que nos mantiene en una categoría que no me cansaré de elogiar por su nivel competitivo, igualdad y capacidad de sorprender.
Igual que es maravillosamente sano ambicionar metas mayores como la de luchar por ascender, es justo y saludable disfrutar lo que tenemos. Y es que no es precisamente poco estar en una categoría a la que nos tenemos que agarrar con uñas y dientes (pregunten si no por Tenerife, Cartagena, Ferrol, Amorebieta, Lugo, Soria o Huelva).
La vida nos brinda hoy una nueva oportunidad de disfrutar fútbol profesional del bueno en un Alcoraz en el que en los caracolillos han sido extinguidos por niños que son del Huesca y sueñan con jugar el Huesca. Así pues: ¡¡Todos al fútbol!!