José Víctor Alfaro ha colgado de madrugada en su cuenta de Facebook: "Encantado de haber podido celebrar en Helsinki el primer título de esta temporada. Campeones de la Supercopa de Europa". El conjunto merengue había vencido otra final, esta vez ante el Eintracht de Frankfurt con goles de Álaba y Benzemá.
Acumula una enorme cantidad de trofeos como podólogo del Real Madrid. En realidad, cuando se inicia la pretemporada, el equipo más laureado del mundo pone la confianza sobre los pies de los futbolistas en el de Tierz y su Podoactiva, y desde Huesca parte todas las semanas a lo largo de la campaña hasta Valdebebas o el Bernabeu, allí donde hay que cuidar la herramienta principal de los futbolistas. En realidad, el club de Florentino Pérez deposita los cimientos en el concepto que dio título al exitoso libro de José Víctor Alfaro: "Todo comienza por un paso". El primero es mimar esas palancas que han de estar impolutas, libres de desperfectos, para que Benzema, Vinicius, Alaba, Casemiro o Courtois pisen firme hacia delante y hacia arriba.
De aquel joven que se empeñaba en rescatar del tabaquismo a los oscenses en una pequeña consulta al que innovó con su servicio podológico sobre ruedas para cuidar la salud de todos los pueblos de la provincia, y hasta el actual en el que a sus pacientes de medio mundo se suman las estrellas de todos los deportes e incluso del mundo del espectáculo, ha pasado una pequeña eternidad en pocos años. El crecimiento de la empresa es sostenido, dará nombre a un grado de Podología, Podoactiva es sinónimo de innovación y bienestar, y, además, va acumulando títulos. Y ahora, con su sonrisa humilde, hasta un tanto tímida, José Víctor (que tiene la fortuna de su socio hermano, Javier, podólogo de la Selección Española y muchos otros equipos) puede mirar atrás, recordar aquellas siete horas que le hizo esperar el doctor Villalón (al que tanto quiere y que fue su plataforma de lanzamiento) como si fuera Paco Martínez Soria en La Ciudad no es para mí (así la recuerda Alfaro), mirar al cielo y ofrecerle a su padre una Supercopa más que se suma a no-sé-cuántas Champions, Ligas, Mundialitos, Supercopas de España... Felicidades sin envidia... salvo de las temperaturas de Helsinki.