Tiene mucha guasa el autor de las redes sociales (lo que en el grotesco castellano anglicista denominan community manageer) del Club Deportivo Bujaraloz. Perspicaz, colgaba en su Instagram "la imagen de la jornada" con el carril lateral del Fútbol Club El Temple, que es nada más y nada menos la curvilínea línea de la banda, que quedaba auténticamente divina, y es que el responsable también escribe "recto con renglones torcidos".
Más allá de la dificultad para el árbitro y el juez de línea de interpretar cuándo el balon sale y cuándo no, e incluso para el linier al correr la banda, desde El Temple simpáticamente sostenían: "Se nos ríen los del Bujaraloz". Y agregaban: "La verdad es que hay que pintar el campo antes de almorzar". En descargo del autor, hay que decir que hasta al mejor delineanta se le va la mano de cuando en cuando.
En el mundo rígido en que vivimos, esta mofa y befa tiene su sentido, aunque los aficionados veteranos recordamos estas escenas hace muchos años, incluso cuando ya existían los carritos con cal que presumían una mayor exactitud... de no ser porque empujándolos iban seres humanos que se dejan llevar por el simbolismo religioso y alguna curva dibujan de cuando en cuando. Ya lo dijo Adolfo Domínguez: "La arruga es bella"... y las curvas también (no sabemos si se refería a alguna tipología concreta que tuviera que ver con la fisonomía humana).

El caso es que, sorna mediante de los monegrinos de Bujaraloz, lo de su director de redes sociales es admirable, y es que una manera de promocionar el partido ha sido un GPS orientativo en un cartel donde se reflejan las caras de los jugadores y cuadro técnico y dos señales, por aquello de no perderse: A la derecha, Zuera (Cárcel) y a la izquierda, El Temple, allí donde reposaban sus sueños. Al final, fueron tablas después de un partido intenso pero con buen rollo entre las aficiones. Empate a uno y todos a reír.