Después de un buen madrugón y una larga ruta por carretera, el autobús nos dejó en el valle de Zuriza. Desde este precioso lugar rodeado de montañas de gran envergadura, muchas superando los 2000 m, es donde vamos a comenzar la aventura de hoy. Aquí, la inexpugnable pared que representa la cresta de los Alanos parece un reto casi imposible de escalar, sin embargo, justo en el medio partiendo la cresta en dos hay un paso de montaña llamado puerto de Taxeras que es el único punto débil del muro vertical.
Nosotros, el grupo Travesías Pirenaicas de Peña Guara, como colofón para final de temporada poco después de las ocho de la mañana nos dirigimos hacia ese collado o paso de alta montaña que nos permitirá acceder a un valle colgado que se halla justo detrás de la pared que nosotros vemos ahora.
Comenzamos al principio por un bosque de hayas tamizado por colores increíbles expresando el otoño en su esplendor. Poco después de superar unas naves para el ganado nos dirigimos hacia el paso de Taxeras por una senda inclinada. Alcanzamos el collado después más de una hora y media de marcha a buen ritmo desde donde hemos dejado el vehículo, ya tenemos superados más de 700 metros de desnivel, aquí hacemos una paradita para tomar algo ligero y coger fuerzas para lo que viene a continuación. Después nos ponemos en marcha a nuestra derecha para acceder al primer pico del día que forma parte de la cresta.
Después de unas pequeñas trepadas y un paso horizontal a la derecha nos plantamos sin tregua en una de las dos cimas que tiene el pico Achar del Alano (2037 m). En este pico nos reagrupamos, hacemos algunas fotos y volvemos a descender hacia el valle colgado ya que el enlace con el siguiente pico solo se podría hacer volando.
Una vez abajo nos dirigimos atravesando todo el valle hacia un collado que se divisa al fondo y cuando llegamos a este collado torcemos a la derecha para intentar volver a la cresta. Nuestro siguiente objetivo ya se puede ver, es el pico más alto de la cresta y se llama la Ralla del Alano (2138 m).
Así que sin reblar y con ilusión llegamos a su antecima. Desde este escarpado punto hacemos un trozo de la estrecha cresta por la que luego tendremos que volver por nuestros propios pasos ya que la cima de la Ralla del Alano está en el sentido contrario al que vamos.
Aquí la cresta se complica bastante así que vamos hasta donde lo vemos asequible y después retrocedemos hacia el pico Ralla del Alano que es cima principal del cordal.
En este codiciado lugar disfrutamos de unas vistas a los dos lados que superan cualquier ficción o lugar visitado, con caídas verticales increíbles cortadas a cuchillo.
Nos ponemos en marcha hacia nuestro próximo objetivo que está un poco más adelante y de menor envergadura, pero no con menos belleza, aparece el pico Ruzquia (2006 m), lugar en el que termina esta cresta. Para llegar a él tenemos que bajar de nuevo hacia el valle y antes de cruzar un amplio barranco hay que hacer un destrepe por una pared para llegar al collado por donde tenemos que descender después de ascender el Ruzquia.
En este collado hacemos la parada de la comida y poco después nos ponemos en marcha hacia el último pico de la jornada, el antes citado pico Ruzquia con la intención de volver a este collado ya que es el lugar más asequible para hacer el descenso. Unos quince minutos después estamos ya en la cima del Ruzquia aquí todavía tenemos unas vistas espectaculares así que hacemos unas fotos de grupo y retornamos otra vez hacia el collado por el que tenemos que descender.
Una vez todos los componentes en el collado nos ponemos los cascos y comenzamos a bajar por al principio una estrecha canal de gran inclinación que poco después se ensancha formando un embudo de piedras sueltas. Algunos de los componentes del grupo se preguntaban antes de comenzar este delicado descenso si se podría bajar por ahí. Pero nosotros, aun con la angustia de alguna de los componentes del grupo que veía mucha dificultad en ese terreno, conseguimos sin problemas el descenso hasta un lugar más amable en el fondo del cono de canchal.
Desde aquí ya solo queda desandar un trozo del sendero que hemos recorrido esta mañana rodeados de árboles que con el sol de la tarde se tornan todavía con un verdor que parece fluorescente, poco después ya estamos de nuevo en el autobús.
En esta ocasión la travesía ha durado sobre 7.30 horas y hemos ascendido unos 1.200 metros de desnivel positivo y negativo para unos 11 kilómetros de recorrido. Nunca olvidaremos la cresta de los Alanos y se nota en los rostros de los componentes de Travesías Pirenaicas de Peña Guara.