Después de 20 temporadas y casi 200 goles a sus espaldas, el ariete grañenense Luis Costa cuelga las botas. Lo hace por todo lo alto, con su CD Brea -también el del oscense Dani Martínez- jugando en Segunda RFEF a partir de la próxima temporada por tercera vez consecutiva y es que el conjunto celeste ha logrado de nuevo una proeza de esas que se recuerdan por mucho tiempo.
Muchos campos pisados desde la década de los noventa, varias redes de porterías perforadas y miles y miles de kilómetros a sus espaldas. Todo esto sólo se sostiene con "pasión", esa que resalta en la carta de despedida que ha publicado este jueves en sus redes sociales. Este altoaragonés se retira del fútbol después de haber vestido 15 camisetas aunque, sin duda, quizá la que más orgulloso lució fue la de su CD Grañén, ahora desaparecido.
Almudévar, Barbastro, Poli Ejido, Atlético Sangonera, Benicarló, Lalueza, Sporting Mahonés, San Lorenzo, Fraga, Atlético Monzón, Sabiñánigo, Grañén, Tarazona, Épila y Brea. Los 15 equipos han disfrutado de esa pasión y entrega tan necesaria en este deporte. "Ahora sí, este maravilloso viaje llega a su fin. Eso sí, menudo viaje. Os voy a echar de menos", compartía en sus redes sociales el futbolista.
El jugador se despedirá este sábado en Piedrabuena, la que ha sido su casa durante la última temporada y media. Allí, con la camiseta celeste y junto a sus compañeros, celebrará una salvación -que no es poco- de un pueblo que es gigante. El Brea, que logró de manera matemática la salvación el pasado domingo al vencer en Alfaro por la mínima, recibirá este sábado al UD Logroñés B en lo que se prevé una auténtica fiesta con entrada libre, previa musical y disco móvil, merienda y gran rifa benéfica tras el partido.
En la retina quedan muchos momentos ya imborrables en la memoria de Costa. Aquel ascenso a Segunda B con el Tarazona en plena pandemia, aquel verano de 2020 donde el estadio Pedro Sancho de Zaragoza acogió unas eliminatorias sin público y sólo con prensa. También otras experiencia no tan buenas, como ese contrato con el Valencia que prácticamente tenía en sus manos y que una lesión grave en la rodilla impidió la rúbrica de la firma.
"Como comparó mi admirado David Trueba en una de sus novelas: "Esto del fútbol es como viajar en tren. Vas sentado de puta madre y por la ventanilla ves pasar el paisaje y no te aburres nunca. Hasta que llegas a la estación, te bajan y se sube otro en tu lugar. Va muy deprisa", reza el inicio de la carta de despedida. "Así que sólo espero que quien se suba y se siente en el que ha sido mi sitio lo viva con pasión. Que aprenda lo máximo de este viaje; que compita, que sufra, que se ría... pero sobre todo que no desperdicie ni un segundo. Porque es un viaje que se pasa rapidísimo y se termina en un abrir y cerrar de ojos. Si lo disfruta la mitad de lo que yo lo he hecho, sin duda lo va a pasar muy bien".
Una serie de lesiones en los últimos años le han impedido disfrutar al cien por cien del fútbol, aunque esa "pasión" ha sido una pieza clave para que ese "maravilloso viaje" acabe con final feliz, esto es, contribuyendo a que el Brea sea una temporada más de Segunda RFEF. Una dolencia en el sacro insoportable le ha obligado a mimarse mucho en los meses pasados aunque un tratamiento le ha permitido llegar a esta recta final de liga disfrutando incluso de varias titularidades.
Da las gracias a todos los compañeros, fisios, utilleros, directivos y aficionados con los que ha compartido el camino y desea que se le recuerde "con cariño y con una sonrisa, porque ese será mi mayor logro". Por supuesto también está presente su familia, amigos y, en especial, su madre. "Sin ella esto hubiera sido imposible. Diste todo y un poquito más para que este deporte fuera mi pasión".
Piedrabuena y su afición brindará una ovación a la altura este sábado, en lo que será el último baile de Luis.