He preferido dejar pasar la noche. Nada hay menos recomendable que escribir en caliente. Esta noche de lunes "alcorazado" ha dejado demasiado calor y no conviene dar rienda suelta a las emociones que ha dejado el Huesca-Tenerife. La noticia buena, ha asegurado el Cuco, es que se ha producido en la jornada dos. La noticia buena puede ser la noticia mala con una pregunta: ¿40 jornadas más así?
Han saltado muy pronto las proclamas contra la directiva. Tempranas y erráticamente. No hay directiva. Es un Consejo de Administración de una Sociedad Anónima Deportiva de una propiedad que ha puesto equis dinero por el club. La pasta que fuere y como fuere en el origen. Con una Fundación, Alcoraz, que sólo está sometida a la tutela institucional, como todas. Así que lo de Directiva, Dimisión, no aplica. Tampoco lo de "¿Dónde está el dinero?", porque la única respuesta de los rectores del Huesca es que la situación es cojonuda y no hay que preocuparse, que esto es un constipadillo. Un coronavirus de bajo perfil como el que padecí yo hace dos semanas.
Como es un Consejo de Administración, sus decisiones son soberanas. No cuenta que esta temporada ya arranca con un déficit a la vista también importante. No informa de las nuevas dietas ni de cómo van los movimientos económicos ni los ahorros. Tras la asamblea, anunció que había que ahorrar 1,3 millones en plantilla deportiva, 700.000 euros en la extradeportiva y 300.000 en contratos externos. Es evidente que la resta en futbolistas ha duplicado o triplicado la cifra primera y que ya hay contratos que se han recortado (limpieza, césped...), pero de la segunda cuestión, la que indigna a una parte de la afición, ni palabra. Y, sin embargo, es una SAD, así que sólo los socios y una vez al año. Los conceptos, claros.
La resolución de la crisis institucional (en sentido estricto fue así) no ha generado una sensación en la masa de abonados y social de alivio ni de optimismo. Quizás es demasiado pronto para ver lo resultados. O quizás no. Esto no es de este lunes, viene de lejos. Las inercias son difíciles de combatir y el nuevo Consejo ha tenido muy poco tiempo para operar, aunque también es cierto que nada ha variado en la capacidad de decisión que en último término es de la propiedad. La impresión del cambio, a fecha de hoy, es nula. Y de ahí la reacción de la afición (no, no fue una parte aislada, lo digo por si alguien tiene la tentación de minimizarla).
Estas situaciones se reflejan en el campo. Primero, porque a pesar del ahorro superior al 1,3 millones de euros no han llegado revulsivos, con absoluta certeza porque el límite salarial (que va a ser pírrico) está saturado. Me gustaría ver por una mirilla y escuchar las conversaciones de Ángel Martín González y Cuco Ziganda. Serían una joya. Imposible que, mirando a la cara al aficionado, puedan esgrimir que hay un equipo suficiente, compensado, con puestos duplicados en todas las posiciones... y que no hay urgencias. Quedan diez días escasos de mercado y el público espera llegadas con la calidad que hoy no tiene la plantilla. Y con la actitud que hoy no tienen muchos jugadores, tan en la rampa de salida que recorren menos metros en 45 minutos que yo desde El Alcoraz hasta mi casa. Lo de esta noche de lunes ha sido patético en tal sentido.
Otra cuestión discutible es si el entrenador tiene la clave para revertir una dinámica que arranca en la segunda vuelta del pasado curso y continúa en el comienzo de este. Un equipo dominado, sin respuestas, híper poblado en defensa (e insegurísimo en defensa), de la España Vaciada en el centro del campo y con Robinson Crusoe en negro arriba, mientras un par de gacelillas corretean por los extremos sin aportar nada en vanguardia ni ayudar en retaguardia. Si el Cuco tiene un plan, que lo aplique ya, si puede ser cuando se incorporen ese centrocampista creativo, ese ariete y ese extremo izquierdo que sotto voce señalan desde el club. De lo contrario, se habrá confirmado como un líder insuficiente.
En el plano deportivo, existen nada más que dos posibilidades: que la dinámica (más bien estática) se prolongue con un once sin recursos, sin condiciones, sin soluciones; o que haya un cambio de piezas y de orientación, una vez limpiados por traslado los apáticos y atraídos futbolistas con ganas de jugar en Huesca, en ese club que antes presumía de ser objeto de deseo de todos y hoy es un volcán del que muchos huyen.
Esto lo dirige un Consejo de Administración. Pero los buenos consejeros se caracterizan por la observación. Y han de saber que sin los 7.200 abonados el Huesca no es nada. Y que hay que escuchar a los 5.474 espectadores, acercarse a ellos pero no para que les froten el lomo, sino para saber cómo se sienten. Y que hay que ser transparentes en la comunicación, porque el problema del Huesca, aunque en Camino del Cocorón algunos se resistan, no es que EL DIARIO DE HUESCA publique el suntuario viaje a Viena con diputados invitados como en épocas pretéritas, o el resultado de la sentencia de la demanda contra el propietario del club. Quizás el problema resida en pretender unos medios paniaguados, acríticos y, con ellos, mantener intactas determinadas inoperancias. Y todo a golpe de talón publicitario.
Con toda la tranquilidad del mundo, el pulso bajo, la tensión comedida, tras dormir una noche entera para evitar cualquier exaltación, quiero compartir con los lectores y también con el club mi opinión: la solución, quizás no la única pero para mí la que haría el proyecto viable, pasa por la urgencia de la compraventa. De lo que el propietario denomina "el socio activo". Y si hay que ir de Costa a Costa, que lo hagan, porque probablemente sea la mayor expresión de honradez intelectual y de amor a los colores y a la ciudad. Aunque, insisto, esta sólo es una opinión que en nada empece para la soberanía en el club de su Consejo de Administración. Para que todos tengamos clara la composición, aunque la libertad de expresión y el derecho a saber legitimen todas las manifestaciones como la de ayer, que no fue baladí ni minoritaria.