Y los vecinos mientras tanto

Javier Gil
Periodista, docente y entrenador
31 de Julio de 2022
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Marc Mateu en el partido de ayer.
Marc Mateu en el partido de ayer.

Diario de Huesca me permite volver a sentirme periodista. O, mejor dicho, volver a ejercer. Y quiero aprovechar esta tribuna de privilegio para escribirles de lo que más me apasiona: el fútbol y su inevitable matrimonio con las redes sociales. 

Sociedad Deportiva Huesca y Real Zaragoza centrarán mi atención. Desde que los azulgranas acumulan años compartiendo objetivos con los blanquillos (incluso han pisado dos veces moqueta divina de la Liga Santander), casi todo lo que ocurre en Pinto tiene efecto en Valdemoro y al revés. Son comentarios, piques, puyitas o mosqueos que habitualmente se alojan en Twitter. No representan a la mayoría de las aficiones, con frecuencia se esconden tras un perfil anónimo, pero escenifican un estado de opinión compartido por más gente de la que pensamos. 

Opinaré en tono jocoso y jamás con propósito hiriente. Algo provocador tal vez, pero sin maldad de la mala. Celebraría que la sorna de la columna, más allá de contar con su beneplácito o censura, les resultase nutritiva por su lado "somarda", término que escribo entre comillas porque ni lo recoge la RAE ni, mucho menos, este corrector. 

Imagino que ya habrán adivinado de dónde procede el título de la sección. Corresponde a un tema tan famoso de Alaska y los Pegamoides (Bailando), que incluye garantía pro milenial. Y que conste que los vecinos que "agitan la coctelera" o "no paran de molestar" somos todos: los del otro lado del Eroski y los del futbolín; los del estadio que se cae a cachos y los del qué miedo me da; los del mira tú que charca el Isuela frente al Ebro y los de la giba cruzando el puente de piedra. De tanto lugar común tiene que salir humor por narices

Las mismas que le está echando Sandro Ramírez con su ahora entreno, ahora no, mira que me quedo, mira que me voy. El canario puede ser inconformista (es bueno que lo sea), pero en la escena contractual no parece que se maneje bien. Es el único grano en el trasero del Cuco en este periodo de formación de la plantilla que tanto desasosiego provoca en una parte de la afición. 

Y mientras tanto, nuestros vecinos ya lamentan la falta de gol en pretemporada, cuestionan a Mollejo por dos ratos, dudan del hijo de Simeone (musculatura aparte), discuten por la ubicación de la Romareda y sus posibles manos agradecidas, no terminan de aceptar la presencia fantasmal de Cuartero y un montón más de cánticos al cierzo que les iremos relatando en futuras emisiones. 

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