Una victoria para Jesús Valverde, el "speaker" del Huesca, en su despedida

En medio del júbilo por la victoria ante el Éibar, el animador agradeció todos estos años y afirmó que ha sido un placer compartirlos con la afición

08 de Diciembre de 2024
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Dani Jiménez, felicitado por sus compañeros tras parar el penalti. La última jugada cantada por Jesús Valverde
Dani Jiménez, felicitado por sus compañeros tras parar el penalti. La última jugada cantada por Jesús Valverde

El frío que helaba los dedos de los periodistas escribanos que sufrimos las ínfimas condiciones de trabajo en El Alcoraz (expuestos a los constipados, en sucios asientos, atrapados sin posibilidad de hacer siquiera un pis salvo que movamos a media humanidad en el lugar menos cómodo del rutilante 'teatro de los sueños', mientras los audiovisuales gozan de generosidad de espacio y buena calefacción) tenía su metáfora interna en este Huesca-Éibar. Para muchos de los afectados por el ERE, era la despedida en un partido en casa tras semanas de sufrimiento, y no merecían aguanieve y viento huracanado, pero padecieron con los 3.360 osados que acudieron al estadio la severidad del clima con la mejor cara de la que eran capaces, como profesionales víctimas de una circunstancia fatal. Sin retorno ni solución, tal ha sido el cataclismo que los ha arrastrado en el fango de una gestión pretérita desastrosa.

Era el último día en distintos puestos de trabajadoras a las que valoro sobremanera y de empleados que han dejado huella. La última frase pronunciada en medio del éxtasis pasó inadvertida, porque en la euforia tendemos a dejarnos llevar por los ojos del júbilo mientras cerramos los oídos a otras realidades. El speaker, más me gustaría decir el animador, Jesús Valverde, decía adiós de una forma contradictoria respecto a su habitual algarabía. El que nos ha reventado durante casi tres lustros los tímpanos con una música ultra-decibélica, el que nos ha incitado a cantar el himno, el que ha puesto sobrenombres a los jugadores y cantado sus goles como si fuera el último de la humanidad, el del teatro donde los sueños se hacen realidad, el anfitrión de las aficiones rivales, el de Sweet Caroline o Freed from Desire, el de los mensajes contra la violencia, el de los minutos de silencio entre lágrimas, simplemente se despedía con discreción elegante: "Gracias por todos estos años, ha sido un placer compartirlos con ustedes".

Jesús, que incluso llamó la atención de ABC para un reportaje sobre la figura del speaker en el que explicaba sus orígenes en la radio y cómo su mujer le animó a presentarse al castin del Huesca al poco tiempo de llegar a la ciudad, ha motivado al club en Primera, en Segunda y hasta en Segunda División B, y puede presumir, en su justa medida, de haber cantado goles de decenas y decenas de jugadores. Siempre sabiendo estar. Lo ha hecho bien, con rigor generalizado y su talento. Y se va con la máxima cervantina: No puede haber gracia donde no hay discreción. Buen trabajo y mejor destino.

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