Vísteme despacio que tengo prisa

Hidalgo se ve exigido a gestionar los recursos humanos dosificando e incorporando todas las piezas disponibles

10 de Febrero de 2024
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Elady y Gerard, con Marc Mateu y Chapela. Vísteme despacio que tengo prisa
Elady y Gerard, con Marc Mateu y Chapela. Vísteme despacio que tengo prisa

Se nos va a hacer muy larga la Liga. Conclusión "todológica" después del Eldense-Huesca. Siendo cierta la archirrepetida cita de Einstein sobre la fuerza de la voluntad, en las competiciones deportivas y en cuantas experimentamos en la vida hay una verdad irrebatible: cuando se enfrentan dos fuerzas con objetivos contrarios imperará el que mejor sepa aprovechar sus actitudes y sus aptitudes. O, por decirlo de otra manera, la voluntad no es factor suficiente para garantizar nada, porque confronta con la rival. Aunque sea imprescindible para abrazar las metas.

La situación de una Liga en cada momento es el reflejo de los desempeños pasados, que transitan desde la planificación inicial hasta las vicisitudes que, más allá de la confluencia de elementos de azar, son la consecuencia de la organización primigenia. Cuando has hecho un equipo competitivo, los resultados se corresponden con esa naturaleza. Cuando las circunstancias y los errores superan a los aciertos, los efectos se corresponden con el inicio errático de la senda. En ocasiones, es por el directivo, en otras por el timonel y, por supuesto, hay una parte de responsabilidad en el profesional.

Llega una coyuntura, sin embargo, en la que la incidencia de determinados estamentos no puede ya provocar ni éxitos ni fracasos. Y ahí es donde el césped puede ser patíbulo o esperanza. En ese estadio, precisamente en ese, está la Sociedad Deportiva Huesca.

Sostener que la Liga se va a hacer eterna es más propia de Pero Grullo que de una reflexividad basada en la honradez intelectual. Es verdad, como sostenía Mark Twain, que ninguna cantidad de evidencia logrará convencer a un idiota. Pero, precisamente por esta consideración, hay que colocarse las gafas de ver la realidad como es y saber qué se puede esperar.

Traducido a román paladino, insisto en mi anterior columna sobre el Huesca: lo que hay es lo que es y lo que es es lo que hay. Trasladado al Eldense-Huesca, me parece un buen empate y tiempo habrá de ratificar por qué me parece un buen punto el de Elda. Primero, porque suma. Segundo, porque Hidalgo se ve exigido a gestionar los recursos humanos dosificando e incorporando todas las piezas disponibles (no de otra manera se entiende la titularidad de Martos). Tercero, porque Álvaro Fernández ni se ha despeinado, al contrario que su homónimo eldense. Cuarto, porque sólo identificando los activos podremos optimizarlos, y entre los activos cuento el ánimo de la afición. Y, quinto, porque es la segunda semana que dormimos fuera del frío polar del descenso.

No es preciso apelar a la media inglesa que se cumple con los dos últimos partidos. Tan sólo ver con los ojos de la realidad evitará frustraciones. Asegurar como un gran descubrimiento que se nos va a hacer larga la vida es tan certero como el famoso aforismo aragonés: vistos los cojones, macho. O, lo que es lo mismo, vísteme despacio que tengo prisa. El "sí se puede", el objetivo, pasa por la paciencia. Piano, piano y sin tropiezos, que llegarán y habrá que saber gestionarlos emocionalmente. Así que, para los nerviosos, mucha tila.

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