De nuevo apostamos por excursiones diferentes en esta cuarta jornada del 92 curso de montañismo aunque con diferentes grados de dificultad y esfuerzo físico. Una travesía por la Peña Foratata, con ascenso a El Forato 2.150 metros. El otro grupo, de nuevo entre Francia y España, saliendo del parking de Caillou de Soques, para hollar el Pequeño Arriel 2683 metros y regreso al embalse de La Sarra.
Peña Foratata
Llegaremos a la cabecera del embalse de la Sarra, y sin cruzar al otro lado continuaremos bordeando el embalse por su izquierda llegando junto al área recreativa de Las Tornalizas, poco más adelante tras superar un repecho encontraremos el panel indicativo a Foratata y Ministirio, punto donde abandonaremos ya el GR11.
Nos adentramos ahora en una senda que comienza a ascender por pronunciadas pendientes, que nos hacen sudar de lo lindo. Conforme vamos subiendo el terreno nos irá dando alguna tregua, y más arriba tendremos una privilegiada vista al Pico Arriel, mientras damos cuenta del bocata rodeados de un rebaño de vacas. Continuamos la marcha hacia al pequeño barranco de Ministirio, para subir por su derecha sin cruzarlo (margen orográfica izquierda), y entrar en una gran planicie, el Valle de Ministirio con la Peña Fita al fondo, continuamos hasta el final de la planicie, donde acometeremos una fuerte pendiente, girando a la izquierda para alcanzar el collado de Peña Fita. Desde este collado descenderemos unos metros a un pequeño valle, para volver a remontar y llegar al collado de El Forato 2.149 metros. Donde una amplia panorámica se abrirá ante nosotros hacia la sierra de Telera y zona de Formigal. El otro grupo que completo la misma travesía con una pequeña variante que resulto ser de lo más espectacular ascendiendo en primer lugar al collado de la laña, alcanzando poco después el llano de barzapuchera, ya en claro ascenso al también collado de Foratata y posterior ascenso al pico El Forato 2150 metros después de disfrutar de las maravillosas vistas regresamos para juntamos los dos grupos en el collado de La Fita. De regreso, enlazaremos con el PR, una senda ya muy marcada, que de forma serpenteante y entretenida nos irá llevando a la urbanización de Formigal.
Pequeño Arriel
Partiendo del parking Caillou de Soques. Una primera zeta en el prado nos introduce en el bosque, donde encontraremos otra serie de zetas que nos irán elevando por la ladera. La pendiente se suaviza y nos acercamos al arroyo Arrious cruzándolo por una pasarela y saliendo a terreno despejado. El sendero sigue por el fondo del valle, remontando por un marcado sendero y con el arroyo a nuestra derecha. En medio del valle nos encontramos una gran roca Quèbe d’Arrious, 1880 metros, con una cabaña adosada y algunos corrales de piedra.
Continuamos subiendo por prado y enseguida remontamos un primer escalón por la ladera que queda a nuestra izquierda gracias a unas grandes zetas. Superado el escalón, 2.055 metros, cruzamos el arroyo siguiendo el sendero y justo en la otra orilla nos salimos del camino principal, remontando la ladera a nuestra derecha en unas cortas zetas que luego nos llevarán a un corto paso, con caída a nuestra izquierda. Superamos un pequeño embudo deshecho y salimos a una zona llana y amplia que nos llevará al Vallón de Soba, valle perpendicular al valle de Arrious por el que hemos ido hasta hace un rato.
Seguimos el Vallón de Soba, primero por prado y superando luego una zona de grandes rocas para llegar, con la pendiente ya suavizada lo cual se agradece, al Collado de Soba 2499 metros. Aparece frente a nosotros el valle del Aguas Limpias, La Sarra... en este punto parte del grupo, dio por finalizada el ascenso, con más de 1.000 metros de desnivel decidieron disfrutar del paisaje y descansar, hay que contar con el regreso. El resto En el collado giramos a nuestra izquierda. Un poco más abajo tenemos el sendero que sube desde la Sarra, lugar por donde descenderemos así que sin perder altura y con la pared del Pequeño Arriel a nuestra izquierda pared vertical pero escalonada, por la que ascendemos ayudándonos en algunos puntos con las manos. Las magníficas vistas merecen la pena el esfuerzo.