Ángel Samper, secretario general de Asaja, asegura que hacen falta no solo ideas sino presupuestos y concreción que lleven a la agricultura a algún sitio ante el proyecto de ley de Dinamización del Medio Rural. “Queremos ahora arreglar todo lo que hemos destruido en los pueblos los últimos 30 años. Nos hemos cargado los trenes, líneas de autobuses, las escuelas, los bares, panaderías, sucursales bancarias y ahora nos damos cuenta de tal despropósito y queremos arreglarlo con una ley hecha en los despachos de la ciudad que sigue sin escuchar al medio rural, con medidas y apuestas poco realistas. Todo son declaraciones de buenas intenciones sin pisar el suelo de los pueblos y conocer la verdadera realidad de los pueblos”, afirma Samper, que recientemente compareció ante las Cortes de Aragón.
Prosigue: “Estamos en tiempos de cosecha, vayamos al grano. Artículo 35, donde aparece el fomento de la cultura emprendedora, elevar los niveles de capacitación y formación, mejorar el atractivo de las actividades económicas del medio rural, dinamizar el mercado laboral. Yo soy de pueblo y que a estas alturas se quieran proclamar salvadores del medio rural me parece un insulto a los miles y miles de profesionales que se han formado, grandes emprendedores, que han creado muchos puestos de trabajo y lo han hecho por sí solos, sin tutelajes y con el esfuerzo de sus padres, familias y todos los vecinos de cada pueblo”.
Ángel Samper asegura que Asaja no puede refrendar el actual articulado: “En el capítulo 3 se centran en la dinamización del empleo y la actividad económica en el medio rural. Y volvemos a los mismos errores, a delimitar, encorsetar, discriminar. Se recoge impulsar creación y mantenimiento mujeres, jóvenes, desempleados de larga duración, personas en riesgo de exclusión social. No hace falta tanta declaración de intenciones. Hagan una apuesta firme y valiente, apoyando a quienes crean empleo o emprenda, tanto los ya establecidos como los que quieran venirse de las ciudades, pero sin condiciones, sin limitar. Cualquiera que tenga iniciativa. Legislen para minimizar sus riesgos como emprendedores e incentiven no sólo la instalación sino el devenir con incentivos fiscales, bonificaciones, exenciones. Apoyen varios años para consolidarse. ¿Por qué no eliminar los tramos de la renta o de Sociedades durante los primeros diez años dado el esfuerzo que realizan por el medio rural y no gozan de los mismos servicios como las ciudades? Ahí verán los resultados. Nuevos pobladores, jóvenes con contrato que tengan unas condiciones dignas”.
Uno de los defectos de las sucesivas legislaciones, de los que no está exento este proyecto de ley, queda señalado por el secretario general de Asaja en Aragón: “Creamos más organismos, burocracia y presupuesto para ellos. Por favor, destinen todo el presupuesto posible a compensar, bonificar e incentivar fiscalmente, con ayudas al alquiler o a la natalidad. Incentivos palpables a largo plazo para que se consoliden los proyectos”.
Por el contrario, teme Ángel Samper que todo quede en agua de cerrajas. “Lo único que apreciamos es postureo. Necesitamos presupuestos. Sin dotaciones, no la necesitamos para crear más chiringuitos”.
En un decálogo que ya expresó a los diputados, indica “el apoyo a los emprendedores para que no se vayan; el respaldo a las familias y a la natalidad; las exenciones de impuestos en el medio rural, no podemos pagar lo mismo que en la urbe; un plan de ordenamiento territorial en energías renovables; apoyo a la ganadería en general como elemento extraordinario que vertebra y fija el territorio, y respaldo a la ganadería extensiva; apoyo a la agricultura evitando el estrangulamiento burocrático; ordenamiento forestal y apoyo a la biomasa, que es una gran oportunidad y no se ha puesto en marcha; nueva política de atención y cuidados a los mayores, a los discapacitados para que sigan en sus casas o cerca; y potenciemos los instrumentos que ya teníamos, como las diputaciones provinciales y organismos eficaces como las cámaras agrarias a las que hemos vaciado de contenido”.