Ha sido una decisión dolorosa, pero al final se ha tenido que tomar. Este 24 de junio se cierra la Tabla Nueva y va a ser muy difícil de asimilar en el imaginario colectivo de la ciudad de Huesca, porque la carnicería de Luis Ferrer y María Jesús Costa ha permanecido en el Coso Bajo 48 desde hace 147 años, es uno de los negocios más longevos de la capital altoaragonesa y forma ya parte de su paisaje urbano.
No hay continuidad, sus hijas tienen otros proyectos, y no es sencillo encontrar a gente dispuesta a aprender el oficio. El matrimonio quiere emprender una nueva etapa en su vida y toca echar el cierre.
Luis Ferrer no oculta su tristeza, pero, tras meditarlo mucho, está convencido de que ha llegado el momento. Han sido muchas horas, mucha dedicación y la atención al público requiere una exigencia importante. Imposible no sentir pena y nostalgia, porque todo se ha hecho a base de un enorme trabajo y esfuerzo, y con la concurrencia de muchas personas.
Cuatro generaciones de la familia Ferrer se han dedicado a este oficio. El bisabuelo de Luis, Julián Ferrer Pinilla, tenía un puesto en la plaza San Pedro, muy próximo al Mercado de la actual plaza López Allué. Por aquel entonces, a las carnicerías se les llamaba tablas.
En 1876, abrió un establecimiento en su ubicación actual del Coso Bajo y, como ya tenía una tabla y durante un tiempo compaginó las dos, a esta la llamo La Tabla Nueva. De su bisabuelo pasó a su abuelo, después a su padre y, en los años 80, cuando Luis finalizó el servicio militar, se incorporó a la carnicería.
La tienda ha sufrido varias reformas y mejoras, aunque señala dos como más importantes, una en 1976 y otra, que le dio el aspecto actual, en torno a 1983.
Hasta 1964, no dispusieron de un obrador, todo se había en una cocina grande que había en la casa familiar. En esa fecha se abrió Cárnicas Ferrer, una fábrica de embutidos, con sala de despiece, que sigue teniendo su sede en la Avenida de los Danzantes y en la que va a seguir trabajando Luis.

Su madre, Josefina Ferrer, llevó la tienda entre los años 40 y 80, y cuando Luis y María Jesús se casaron, ella se jubiló, su nuera asumió las riendas de la Tabla Nueva y su hijo pasó a dirigir la fábrica.
“La decisión de cerrar es dura, porque conoces a cada cliente que viene y sientes como que le dejas colgado, sobre todo mi mujer, que es la que está en la tienda y a la que conoce todo el mundo. No son simples clientes, se ha creado una relación de confianza que va más allá. Romper con esto es lo que más cuesta, pero es ley de vida”, explica.
Luis Ferrer insiste en el problema que tiene este país para encontrar personal que esté dispuesto a aprender el oficio de carnicero. “María Jesús ha hecho un equipo estupendo y ha costado años, pero no estamos ya para pensar en enseñar. Además, es una profesión muy necesaria. Queda media docena de carnicerías en Huesca y, hace años, cuando empecé, había 30. Sólo en el mercado estarían alrededor de quince”.
Recuerda que hubo un tiempo en el que las carnicerías perdieron importancia y la gente comenzó a comprar en los supermercados. “Hubo una crisis y muchas cerraron. Hoy, sin embargo, el público ha regresado a estos establecimientos en busca de calidad, un servicio de tienda tradicional donde ves la pieza, lo que te parten y lo que te sirven, o te piden cómo quieren el muslo o el filete”.
La especialización también ha contribuido a recuperar el protagonismo de estos establecimientos. “Antes las carnicerías eran sota, caballo y rey, y de ahí no te salías, pero ahora cualquiera te ofrece entre 25 a 30 elaboraciones, que en nuestro caso pueden suponer un tercio de la venta, entre albóndigas, diferentes tipos de hamburguesas, cachopos, flamenquines y otros preparados”.
La clientela les va a echar de menos, porque La Tabla Nueva ha sido un referente para muchos vecinos de Huesca y otros negocios del sector, por su profesionalidad, su género de calidad y su trato personalizado y cercano.
TRISTEZA EN EL SECTOR
"Hoy no es un día cualquiera..... el día se entristece cuando salta la noticia del próximo cierre, no de otra carnicería no, sino de la Ultima y mas Grande Escuela y Universidad de este Oficio tan necesario como bonito de Nuestra Ciudad. La Tabla Nueva".
El presidente de la Agrupación de Carniceros del Alto Argón, Miguel Escuer, ha lamentado la despedida del establecimiento, después de tantos años "dando la oportunidad de trabajar y aprender a tantísimas personas".
"Han dedicado su oficio, profesionalidad, simpatía, sacrificio y todo su tiempo a quienes han querido visitar su establecimiento", ha añadido.
Escuer ha comentado que La Tabla Nueva es su "cuna" los Ferrer sus "mentores", los que le ofrecieron una oportunidad y le ayudaron siempre a que su sueño se pudiera realizar. "Siempre seré un disculpo de una gran familia dedicada a un oficio y a las personas (señor Andrés y señora Josefina).
"Otro de mis privilegios es haber empezado casi a la par con Luis Ferrer y Maria Jesús. Qué merito tan grande el de estas dos personas cuando, encontrándose con un listón casi inalcanzable, decidieron y afrontaron un cúmulo de adversidades ( propias de un oficio que a veces parece perseguido) y no solo las superan sino que hacen de un oficio familiar una referencia para una ciudad a la que tanto debemos y tanto os debe", ha indicado.