Porque son Tiempos Modernos, el aplaudido tema del cantautor, la Cena Empresarial que precedía al Salón de Innovación y Emprendimiento (SIE) esta noche de miércoles propició una oportunidad para disfrutar de valores como el de conversar, el de la escucha y la confianza con la música de Tritón Jiménez en tándem con Sergio Bernués, director del evento, en una conferencia-concierto en los salones del Hotel Abba con el aforo completo.
La concejal de Desarrollo, María José Cuello, participaba en una velada entrañable y edificante, en la que ya se adivinaba otra de las facultades principales para la innovación, para el emprendimiento y para la vida: la curiosidad. La que hoy quedará saciada, con la respuesta de preguntas y la apertura de interrogantes, a lo largo de toda una jornada intensa y fascinante, con voces autorizadas y la autoridad del público que quiere saber para poder hacer.
Sergio Bernués, después de la interpretación del cantante oscense, aseguraba que "hay una frase que resume una gran verdad: la calidad de nuestra vida depende de la calidad de nuestras conversaciones. De las que mantenemos, pero también de aquellas que evitamos. Porque conversar no es solo hablar: es construir puentes entre mundos, abrir ventanas a nuevas perspectivas y crear el espacio donde las ideas, las emociones y las personas se encuentran".
Una conversación útil e inspiradora precisa de cuatro pilares que la sostengan: la empatía, el valor (en su doble sentido), la coherencia y la confianza. "La empatía es la base de toda conversación significativa. Es la capacidad de ponerse en los zapatos del otro, de comprender su historia, su emoción y su punto de vista, aunque no coincida con el nuestro. No se trata solo de escuchar las palabras, sino de captar los silencios, los matices, las intenciones. Cuando practicamos la empatía, desactivamos el juicio y activamos la conexión. Porque no hay nada que fortalezca más un vínculo humano que sentirnos comprendidos. En este mundo complejo dicen que la empatía es la herramienta más poderosa para cambiarlo".

Ahí brotaba el Romance de lo Contrario de Tritón Jiménez, porque "ni todos los discuresos, todos los misiles/ todos los desastres, la web de los fusiles/ todas esas muertes, todas las maldades/ todos los sunamis, la ley de los portales/ cambiarán el estatuto de tus ojos".
Sergio Bernués retomaba la palabra. Los dos valores complementarios de la conversación. Por un lado, "dar, ofrecer algo de nosotros —una idea, una emoción, una experiencia— sin esperar una recompensa inmediata. Aportar sin cálculo, compartir sin miedo a perder. Hablar con calma, estructurar el mensaje de la forma correcta". Replicaba Tritón con su Noria de la vida.
Por otro, el valor de atreverse, de "dejar de ser marionetas y decir lo que pensamos, a expresar lo que sentimos, a abordar los temas incómodos que solemos posponer. Las conversaciones que evitamos suelen ser las que más necesitamos tener. Atreverse a mantenerlas puede ser incómodo, pero casi siempre es liberador. Hablar con asertividad. Y en este apartado os aconsejo que reflexionéis sobre vuestras conversaciones pendientes".
"Se enredaron los hilos de las marionetas,/ en el cajón del olvido quedó/ un amasijo de respuestas". Marionetas era el tema que enmarcaba las palabras de Bernués sobre la coherencia: "Que lo que decimos sea reflejo de lo que somos. Sin coherencia, las palabras se vacían. Conversar con coherencia significa alinear lo que pensamos, sentimos y hacemos. Implica ser fieles a nuestros valores y transparentes en nuestras intenciones. Cuando nuestras palabras reflejan lo que somos, el otro percibe autenticidad; y cuando percibe autenticidad, empieza a confiar".
Mi peor enemigo, "Me da la sensación de que me estoy vacilando/ Si cuando estoy a solas me miro mal/ No me concedo un perdón, me voy cuestionando/ A veces me pido clemencia, no acepto una leve indulgencia". Tritón cede el turno a la palabra, y en la palabra Sergio Bernués esgrime la confianza, "el fruto de las buenas conversaciones. La confianza no se impone, se construye. Y se construye conversación a conversación. Cada vez que escuchamos con empatía, damos con generosidad, nos atrevemos con valentía y hablamos con coherencia, estamos sembrando confianza. Y donde hay confianza, florece la colaboración, el aprendizaje y el crecimiento mutuo".

Se avecina el epílogo, la voz cantada entra en Vigilia, navegante de un sueño que se volvió pesadilla cuando salté por la baranda por ti. Cierra la palabra del conferenciante para hablar con todos, pero, a modo de semilla que excita el deseo de hablar de todo y a todos, concluye Bernués: "Cada conversación es una oportunidad para construir un mundo un poco más humano. Porque, al final, somos las conversaciones que mantenemos… y también las que decidimos no tener".
El cóctel está servido. Somos un Canto rodado, da el pie Tritón. "Harto/ de charlas de microondas/ de mensajes sin miradas/ melodías sin calor", "harto/ de esta vida productiva/ vuelvo la cabeza para pensar, pensar,/ dónde estuvo el punto de partida/ y hasta dónde no quiero llegar". Canto rodado, "peculiar tecnología/ que hasta pa echar cuatro risas/hay que estar localizado".