Cuestión de perspicacia y de suerte. Fer, con su mujer de vacaciones por aquello de la Semana Blanca, ha recibido un correo con comunicación en el móvil con una notificación de la Agencia Tributaria. Su mujer, astuta, le ha recomendado que no la abriera ante una dicotomía que reclama prudencia: si es real, no conviene que empiecen a correr los plazos; si es falsa, el destrozo en los sistemas informáticos, en el propio teléfono móvil y en las consecuencias (sabotaje, estafa, chantaje...) puede resultar demoledor.
Con esta valoración, Fer ha considerado que quizás la mejor opción es constatarlo en el ordenador. Hoy día, nos llevamos los portátiles incluso de vacaciones. Ahí, se le había ido a la bandeja de "spam", esto es, correo basura. Al pinchar, sin haberlo hecho en el enlace, se ha convertido en mensaje de texto. ¡Lagarto, lagarto! El afectado, que ya sufrió hace un tiempo un delito de estas características y que hubo de sustanciar desembolsando una cantidad para recuperar los datos, es como el gato escaldado que del agua huye.
Lo cierto es que la notificación es, francamente, creíble salvo por un pequeño detalle que salta a la vista con una visión con mayor detenimiento. El remitente es "zlatarar@vardy.nordnet.ws en nombre de Agencia Tributaria <no.reply@agencia.es>, que evidentemente no se corresponde con la popular y a veces antipática identificación de aeat.es
El destinatario es el correo electrónico de empresa de Fer, en el que los enlaces a la Dirección Electrónica Habilitada Única del Punto de Acceso General tienen, con certeza, su peligro por cuanto no conducen a nada. Y el directo inicia por barcelonassupport.com
Aviso a navegantes: la importancia de la seguridad es tal que cualquier tropiezo puede repercutir muy negativamente en las cuentas de la empresa. Mucha prevención ante avisos de este tipo. No sólo son basura, sino muy perjudiciales.