Ángel Pérez en el Triduo laurentino: "¡Que arda Huesca, que prenda el corazón de todos sus hijos!"

El obispo de Barbastro-Monzón califica a San Lorenzo como "un gran “influencer” del Evangelio, un verdadero "tiktoker" y "youtuber" de Dios"

07 de Agosto de 2025
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¡Qué arda Huesca! El obispo Ángel Pérez pone en el centro al influencer San Lorenzo

El obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo, ha iniciado el solemne Triduo en honor a nuestro Santo Patrón San Lorenzo organizado por la Parroquia y la Real Cofradía.  "Celebrar su figura no es simplemente tener un recuerdo histórico o un motivo folclórico. Es evocar a un testigo vivo, que sigue hablando con fuerza a nuestra sociedad de hoy. San Lorenzo no fue solo un mártir del siglo III. Hoy podemos decir, sin exagerar, que San Lorenzo fue —y sigue siendo— un gran “influencer” del Evangelio, un verdadero "tiktoker" y "youtuber" de Dios, que sigue llegando tanto a los mayores como a los más jóvenes". Ha pronunciado un deseo en vísperas de fiestas: "¡Que arda Huesca, que prenda el corazón de todos sus hijos, que nuestros jóvenes, nuestros mayores, nuestras parroquias, nuestros sacerdotes y laicas sean verdaderas hogueras y signos del reino de Dios. No tengáis miedo, San Lorenzo no lo tuvo. Fue hijo vuestro y hermano nuestro. ¡Qué orgullosos estamos! Vivió como si Dios fuera lo más importante, porque lo era".

Monseñor Pérez Pueyo se ha mimetizado en la atmósfera con todo a su favor. El conocimiento de su maravillosa elocuencia por muchos feligreses e incluso la coincidencia de que el director de la coral Osca Melódica, Andrés Sánchez, es primo hermano suyo. En primer lugar, ha evocado la marea verde que llevó Huesca hasta la Plaza de San Pedro con motivo del  Jubileo de los Jóvenes.

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El prelado ha añadido que no es un influencer de apariencia, sino de fidelidad. "Vivió en una época marcada por el culto al emperador, por la imposición de la idolatría oficial y la persecución a quienes no se doblegaban. Y en medio de todo ello, San Lorenzo se mantuvo fiel. No adoró al poder. No vivió del aplauso. No negoció la verdad". Y vivió con "alegría, amor y valentía", tanto que murió en la parrilla del martirio pero previamente "había entregado su corazón a Dios y a los pobres, a quienes consideraba el verdadero tesoro de la Iglesia".

Ha denunciado en la homilía una coincidencia entre aquel y este mundo, "que sigue adorando nuevos ídolos: el consumo, la comodidad, la moda, la imagen, el éxito inmediato". Ante esta realidad, San Lorenzo nos interpela con cuatro preguntas: "¿Quién es tu Dios? ¿Ante quién te postras? ¿Quién marca tendencia en tu vida y en tus decisiones? ¿Qué valores te sostienen?"

En la sociedad del bienestar en la que viven las ciudades, y entre ellas Huesca, se ha "aprendido a prescindir de Dios. Y no desde la rebeldía, sino desde la indiferencia". El Evangelio, ha agregado, parece prescindible, y se invita a vivir bien, "pero no en verdad. A triunfar, pero no a servir. A tener, pero no a ser".

MARCÓ TENDENCIA

San Lorenzo, ha añadido el obispo Pérez Pueyo, nos propone otra lógica. "Marcó tendencia, pero no con eslóganes ni apariencias. Su vida fue un Evangelio abierto. Fue fiel hasta el final. Fue coherente. Fue pobre con los pobres. Fue fuerte en la prueba. Fue libre ante los poderosos. Y fue feliz incluso en el dolor, porque sabía en quién había puesto su confianza".

Se ha preguntado y ha inquirido a la feligresía sobre a quién seguimos. "Los cristianos estamos llamados a implicarnos en el mundo, a ser discípulos y testigos. No podemos conformarnos con ser espectadores pasivos ni vivir de una fe heredada, rutinaria o meramente aceptada socialmente. Hoy, más que nunca, el Señor nos pide una fe adulta, valiente, visible y comprometida".

Ante el descreimiento, ha rechazado el lamento o la nostalgia como respuestas, y ha reivindicado el valor del "testimonio alegre de una vida centrada en Dios, sostenida por la oración, alimentada por la Eucaristía, vivida en fraternidad y entregada en el servicio.
Aquí está anclada nuestra esperanza".

En ese camino, ha profundizado el obispo de Barbastro-Monzón, San Lorenzo aporta instrucciones para nuestra existencia en este universo posmoderno: 

Descentrarnos de nosotros mismos y poner a Cristo en el centro.
• Ser valientes ante la mentira, como él lo fue frente al emperador.
• Ser firmes en la fe, cuando el mundo nos invita a abandonarla.
• Valorar lo que no se compra ni se vende: la dignidad, la fidelidad, la compasión, la verdad, la libertad.
• Cuidar a los pobres, a los olvidados, a los descartados, y a descubrir en ellos el rostro de Cristo.
• Marcar tendencia evangélica —sí, que el Evangelio sea nuestro “trending topic”.
• Vivir los valores evangélicos, no como una carga, sino como una gracia, una dicha.
• Comprender que perder la vida por amor es ganarla de verdad.
• Ser alegres en el testimonio, incluso cuando cueste.

Ha personalizado la esperanza en los "jóvenes que vivan con hondura, no desde la apariencia. Familias que sean luz, no solo consumidores. Sacerdotes, consagrados y laicos que vivan de la Eucaristía y lleven a Cristo a cada rincón, desde los valles hasta las cumbres".

Se ha dirigido a San Lorenzo para pedirle que interceda por cada uno de sus hijos del Alto Aragón. Para que conceda el coraje de"ser verdaderos influencers del Evangelio, tiktoker y youtubers de Dios -no por moda, sino por vocación-. Apóstoles de calle, testigos fieles y creíbles de la luz de Cristo, en medio de un mundo que a veces vive en penumbra. Que nuestros jóvenes, nuestros mayores, nuestras parroquias, nuestros sacerdotes y laicos, sean signos vivos del Reino".

Ha invitado Ángel Pérez Pueyo a una plenitud. "No tengamos miedo. San Lorenzo no lo tuvo. Vivió como si Dios fuera lo más importante… porque lo era. Y eso lo hizo libre, fecundo y eterno. ¿Y tú? ¿Qué perfume quieres dejar a tu paso? Que toda Huesca huela a albahaca, como el buen olor de Cristo, y que todo el Alto Aragón se tiña de esperanza, como expresión de la fidelidad, la nobleza y la coherencia de este bendito pueblo!". Tras este instante de exaltación, ha pronunciado tres vivas a San Lorenzo, a Huesca y al Alto Aragón.

La ceremonia ha concluido con la veneración de las reliquias de San Lorenzo y el canto del Himno.

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