Con el tono tan alegre que le caracteriza y en el mismo día que se despide de la afición oscense que tanto y tanto cariño le ha brindado durante más de diez años, Manuel Díaz "El Cordobés" ha sido homenajeado en el Salón de Justicia del Ayuntamiento de Huesca en el año de su retirada de los ruedos. "No sé si vendré a torear más, pero vendré a veros, cuidado. Que yo ya me he metido aquí y no me echa nadie, yo soy muy pesado", ha bromeado.
Lorena Orduna, alcaldesa de Huesca, y miembros de la Corporación Municipal, han acompañado en este acto al diestro andaluz, quien con la pañoleta de San Lorenzo en el cuello ha recogido de manos de la alcaldesa la albahaca de plata, una preciosa obra hecha a mano, después de firmar el libro de honor. Orduna ha calificado a El Cordobés como una persona "entrañable y muy querida en Huesca". Han pasado ya más de 30 años desde su alternativa y más de 10 toreando en nuestra ciudad. "Te queremos mucho", añadía.
Entre medio del acto ha habido tiempo para todo: bromas, risas, anécdotas... La concejal de Toros y la propia alcaldesa le han mostrado al torero una fotografía que se hicieron con él en 1994. "Por eso cuando os he visto he pensado: esto ya lo he vivido antes", que ha desatado las carcajadas en el Salón de Justicia.
Ha lanzado una reflexión para dirigida a todo el mundo, amante o detractor del mundo del toreo. Sea cual sea su condición, la cuestión es que "mi lema siempre ha sido que la inspiración te pille trabajando, que te inspires cada día pero en el tajo. Porque el 90% del éxito de la vida está en el trabajo y en realizar cosas cuando nadie te ve, cuando estás solo... Cuando viene un chiquillo y te dice que le van a cortar la luz de su casa, que se preocupe de su gente y acercarse a esa casa y encontrar una solución. Vas a vivir una época -dirigiéndose a la alcaldesa- en la que vas a estar cerca de la gente".
Ha hecho un breve repaso a su trayectoria como matador de toros. Comenzó un poco de "casualidad": "Yo buscaba una venganza buena, me metí en el toreo queriendo buscar un estándar de vida. Con una muleta y una plaza me enfrenté a mi vida con 15 años. He llegado hasta aquí. No sé si he sido bueno o malo, pero sí que he conseguido esa venganza dulce. Cada vez que he toreado he entregado lo que he tenido; ni mucho ni poco, lo que he tenido. Siempre me he preocupado por que la gente eche un rato bonito, jugándome la vida, y a veces lo he conseguido".
Ha subrayado que su estadística la medía en neveras, y es que "si estaba llena, eso significaba que la estadística iba bien". Por eso puede decir que se siente "muy orgulloso del cariño que siempre me habéis demostrado. Eso lo llevaré siempre, esté donde esté, toree o no torre. Esta tarde, en lo que será mi penúltima, por nunca digo última, sea una tarde bonita para la gente".
Por último ha recordado -de nuevo en tono jocoso- que no todo el mundo es capaz de hacer lo que hace el diestro, teniendo en cuenta que lleva dos prótesis en la cadera, con las que también ha bromeado cuando la alcaldesa le ha preguntado por su famoso salto de la rana. "Yo no quería retirarme del toreo por una lesión".
Después de agradecer a Alberto García, CEO de Tauroemoción, concederle su última tarde en Huesca, el maestro ha cerrado el acto con un sentido discurso en el que ha recordado que en "la balanza de mi vida hay más cosas buenas que malas. Hoy torearé en Huesca por primera vez con padre reconocido. Estoy muy contento, todo ha ido en mi vida marcando el ritmo que me puse aquel dia. Lo más importante en mi vida es mi madre, gracias a ella estoy aquí. Ojalá pasemos una tarde bonita".