Roca Rey desata el delirio en Huesca

El peruano cortó tres orejas y Cayetano salió por la puerta grande tras una oreja regalada. Ginés Marín cortó una oreja de cada toro

Adrián Mora
Periodista
13 de Agosto de 2022
Guardar
Roca Rey en mitad de la faena. Foto: Jacques Valat
Roca Rey en mitad de la faena. Foto: Jacques Valat

Tarde complicada de analizar la cuarta de feria por el desconcertante criterio y rigor de la presidencia, que regaló una oreja a Cayetano en su segundo toro para que saliera a hombros después de una faena sin ningún fundamento. Roca Rey desplegó su valor y buen hacer con la muleta para coronarse como triunfador de la tarde.

Se llenaban los graderíos de la plaza espectantes de ver a Roca Rey y Cayetano. Dos toreros que, por cualidades diametralmente opuestas, llenan tendidos allá por donde se anuncien. Seria faena la del peruano en su primer envite. Encandiló al público oscense a base de muletazos larguísimos, apoyados en su inmensa y potente figura. Potente porque despliega una garra suprema cuando está frente al animal que cala en el tendido. Paradojas, la faena comenzó con pitos y terminó con una ovación cerrada para certificar la puerta grande. Necesitó el manso animal el tercio de varas para aprender a humillar. Nada más salir de chiqueros, Roca Rey le puso el capote en la cabeza y el toro lo rechazaba como si le tuviera pavor. Se iba por fuera, sin embestir, desentendiéndose de todo el que se ponía por medio. Un buey miedoso. Pitos en las gradas que pronto se corrigieron por aplausos.

A Mirabajo, así se llamaba el burel, lo fijaron en el tercio de varas y su humillación se corrigió en la muleta. Con clase, el peruano lo aprovechó y le sacó una decena de muletazos muy potentes, cargados de enorme emoción. Se fue al pitón izquierdo sin gran fortuna y pronto cambió a lo que había dejado. Estocada y dos orejas.

En el quinto de la tarde (hoy de mucho menos sofoco que las pasadas jornadas) también fue mejor el derecho que el izquierdo, donde al natural tuvo que corregir en numerosas ocasiones porque el toro se le echaba encima y se emborrachaba de muleta. De ahí que no fuera tan redonda como la primera. Cerró con varios naturales alternando de mano buscando el triunfo absoluto. "¡Cayetano, aprende!", gritó un aficionado desde el tendido alto. Ovación al toro por la bravura desplegada justo antes de morir y aplausos del propio Roca Rey antes de que el animal cayera rendido al albero. En la vuelta al ruedo, un individuo lanzó desde el sol una lata que tuvo que esquivar el diestro. La seguridad de la plaza de toros y la policía nacional allí presentes lo expulsó del recinto.

Ginés Marín entregó lo que tenía a unos animales que no fueron los mejores del universo que dijéramos. En su presentación recibió con verónicas a un toro fiero que tumbó al caballo en el tercio de varas. La faena con muleta fue de menos a más y adquirió un buen puñado de riesgo con los arrimones a los pitones. Se mostró torero el jerezano pero faltó algo de fuelle en los últimos compases. La oreja fue suficiente. Para cerrar la tarde se presentó un animal muy pobre que buscó el contacto con el torero sin, por fortuna, llegar a prenderle. No pudo hacer más al carecer de clase. Al final llegó agotado y el cuento terminó a base de trapazos.

En el que abría plaza poco que reseñar. Pésimos tercios de varas, porque no se le dio salida al toro, y banderillas, porque se colocaron especialmente mal. Suspenso para la cuadrilla de Cayetano. Abrevió con la muleta y casi que fue mejor, porque eso carecía de calidad se mirara por donde se mirara.

Decíamos lo del desconcertante criterio en la presidencia porque no se entendió para nada la puerta grande de Cayetano. Hablamos del cuarto toro de la corrida, que ya se fue desde el principio por el caminito erróneo, lleno de baches y numerosas trampas que tuvo que sortear. Fue picado realmente mal -de verdad, parece que al aficionado le toman por bobo- tanto en forma como lugar. Se fue el toro a por el caballo nada más de que este saliera por el patio de cuadrillas ante la mirada pasiva de los peones, que se hicieron los locos. Una desfachatez en toda regla que el público abroncó. Sabedor de que había que montar el espectáculo para salir a hombros en su última oportunidad de la tarde, Cayetano fue a por todas pero nunca acabó de encontrar la emoción para lanzársela al respetable. Y aquí hay que hablar entre comillas. La "emoción" llegó cuando se fue al suelo de rodillas y, ahí sí, "su público", que lo tiene, respondió con una ovación y le apareció, como por arte de magia, una "oreja de puerta grande".

FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de la ganadería de El Pilar, bien presentados y de juego dispar.

Cayetano, de azul cielo y oro: estocada y petición (silencio). Estocada (dos orejas).

Roca Rey, de carne y oro: Estocada (dos orejas). Estocada (oreja).

Ginés Marín, de grana y oro: Estocada tendida (oreja). Estocada (oreja).

Archivado en

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante