La novedad es Pablo Andreu, al que su tío José Juan ha cedido el mismo testigo que él tomó del gran Juan Andreu, quien definiera en sus Pinceladas de un retablo que "para ser danzante hay que tener vocación y devoción, y no se pueden separar. Es sentir a nuestra ciudad, llevarla en nuestro corazón y, cómo no, a San Lorenzo en nuestras almas". Por cierto, ha danzado espectacular, propio de sus grandes condiciones atléticas y su amor por el folclore a sus 18 años.
Coinciden todos los danzantes en el aspecto de oración, independientemente de que esta manifestación de identidad de Huesca pueda ser ejercida por creyentes o descreídos. Tiene su punto también de arraigo a la tierra, aunque San Lorenzo siempre está presente.
La Plaza de San Lorenzo presenta un aspecto maravilloso, con muchísima gente que ha aplaudido un cuarto de hora antes del arranque de los cuadros comandados por el mayoral, Paco Sanemeterio, a Roberto Ciria, que como el pasado año ha querido poner su sello jotero en homenaje al dance.
Eso sí, ha sorprendido que la Botería del gran Pedro Lafuente haya estado cerrada, algo inusual, hoy convertida en establecimiento hostelero. No ha gustado la decisión, a pesar de su carácter privado.
"En presencia de tu gente vengo a verte San Lorenzo pongo mi ramito de albahaca y mi pañoleta verde, qué suerte tengo patrón de poderte cantarte pues siento que mi corazón con más fuerza late. Hoy mi jota va para ti, patrón San Lorenzo, hoy mi jota va para ti y para el pueblo", ha cantado Roberto Ciria.
La irrupción de los Danzantes ha sido acogida por el público como los héroes y heroínas que son de Huesca, aclamados con la expectativa de una nueva gran actuación, como siempre ha sido. Incluso ha habido pancarta de admiración a Cristina Esperanza, la primera de la historia de Huesca junto a Ibón Cejalvo: "Crisespe, tu historia, nuestro orgullo".
Previamente a la actuación, se ha guardado un minuto de silencio en memoria de Jorge Martín, el gran jotero y danzante que fuera que nos dejó hace unos meses, y apoyo a su hijo, visiblemente emocionado.
Ahora mismo, a las 8:30 horas, Plaza de San Lorenzo, Pablo Andreu ha ingresado con su juventud de mayoría de edad recién estrenada en los cuadros de los Danzantes y, compartiendo espacio con su tío, ha blandido la espada mítica de su tío abuelo Andreu para iniciar el Dance de Espadas a los sones de la interpretación de la Banda de Música del maestro Escuer de la partitura de Valentín Gardeta. El mismo autor que el de los palos nuevos, que suena contundente, espectacular, con una incidencia que no es anómala, y es que un palo se ha roto y rápidamente repuesto.
Sin solución de continuidad, ese sonido tan especial que es el de los palos nuevos al ritmo de la creación de Bienvenido Susín "Molinero de Morana", danzante que fue e incluso mayoral.
Con la hermosa composición de Emilio Gutiérrez, arranca el dance de las cintas. Y el colofón es el Degollau compuesto por Francisco Román Aguilar. Las caras de nuestros héroes ya eran de relajación, saltando con esa plasticidad que a los ojos de los oscenses nos parece un lujo sentimental.
Tal ha sido la comunión de los cientos y cientos de presentes con los Danzantes que han regalado un final con el Dance de Espadas. Júbilo final, abrazos y muchísima emoción, extraordinariamente satisfechos los miembros de la Agrupación.
Ya está todo listo para la procesión y la posterior Misa Pontifical. Huesca vive en danzante, respira en danzante, se asombra en danzante, de aquellos viejos hortelanos que nos entregaron tanta y tanta belleza...