Dos momentazos folclóricos en San Lorenzo, el apagón que no pudo con la jota y la Canción de Cuna a María

De la lírica y la nostalgia hermosa de la Canción de Cuna a María de Santa Cecilia a la epopeya del Canto de Aragón en La Dolores de Elenco Aragonés

16 de Agosto de 2023
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Dos momentazos folclóricos de San Lorenzo

Un factor común, el llenazo en el Paseo Carlos Vidal del Parque Miguel Servet con los bancos repletos y muchísimos espectadores de pie, y cinco manifestaciones distintas y complementarias en torno al folclore. Roldán del Altoaragón, el Grupo Folklórico San Lorenzo, la Agrupación Folklórica Santa Cecilia, Elenco Aragonés y Estirpe de Aragonia han cincelado un monumento a la jota que es capaz de entenderse con la zarzuela y otros estilos, como constataron los dos primeros. Y que puede alcanzar un hermoso instante sublime en torno a las bandurrias y los laúdes de "Un día en Huesca" en la última noche.

Entre tanto de bueno, no resulta sencillo hacer una selección, ni falta que hace, de las manifestaciones supremas de estas veladas, pero por su significado, sí ha habido dos que han destacado por lo que representan de epopeya la una y de lirismo nostálgico la otra. Dos que les traemos desde EL DIARIO DE HUESCA en un video que concitará a los lectores sensaciones encontradas pero complementarias.

La primera la ha protagonizado Elenco Aragonés en el instante cumbre de la Jota de la Dolores, el Canto de Aragón que oraba a ritmo trepidante a la Virgen del Pilar mientras lanzaba su viva particular a San Lorenzo y... plof. Adiós a la luz, adiós al sonido y, sin embargo, en las tinieblas de la noche se seguían adivinando los movimientos impetuosos de bailadoras y bailadores mientras las voces de las joteras eran ahogadas por los aplausos que, instintivamente, saltaron en símbolo de admiración y acompañaron los postreros segundos de la maravillosa pieza. Se engendró, en torno a la oscuridad, un halo de epopeya, de resistencia frente a cualquier adversidad, un simbolismo de la invencibilidad de la cultura aragonesa. Y, solventada la peripecia técnica con agilidad, el grupo quiso ofrecer un regalo en la plenitud de las gargantas y de la visión de los movimientos, pero para la posteridad quedarán esos 34 segundos inigualables.

En el imaginario de todos, la vicisitud del inicio de las fiestas con Lola Índigo la suspendida, pero sobre todo la exhibición de fe inquebrantable en la jota, en San Lorenzo y en el público, que para sí retiene una experiencia única e inolvidable.

Un día antes, Laura Val y Víctor Miranda habían protagonizado, con la pequeña Carmen Gil Monaj sobre un caballito balancín, una deliciosa escena en el comienzo de la parte del invierno de la actuación. Los abuelos y la nieta en una visión costumbrista: "Sin darnos cuenta el invierno llegó y aquí solicos mi marido y yo en la cadiera y frente al hogar vemos las horas pasar". La lírica acompaña a la jota, "rompe el silencio tan solo un cli cla, la leña parece llorar, dime María cuando volverás, tus abuelos aquí están". Es la Canción de Cuna a María cuya letra es de Toño Julve y la música de Pedro Paúl.

El amor de los abuelos a los nietos en una ebullición de sentimientos que concitan las lágrimas. "La primavera pronto llegará con su manto de color, pero sin ti, mi niñita, mi amor, nos falta la memor flor. Dime que sí, dime que sí, que vendrás, por favor, que cada día soñamos con darte un abrazo tu abuelito y yo". Y esa imagen de siempre viaja hasta hoy en un salto generacional maravilloso. La vida y el folclore para contarla.

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