Estirpe de Aragonia ha preparado para San Lorenzo con un espectáculo que fluye como un río caudaloso, entrelazando tradiciones y emociones nacidas en las tres provincias de Aragón. Este lunes, 11 de agosto, es su momento. Como siempre, a las 21:00, en el Paseo Carlos Vidal del Parque Miguel Servet.
Su presidenta, Noemí Lanaspa, explica que este añola actuación gira en torno al agua, un motivo que vertebra un repertorio concebido para mostrar la riqueza del folclore aragonés a través de la metáfora de los ríos y sus afluentes, que recorren diversos territorios y relatos. Un cauce cultural que no solo une paisajes, sino también generaciones.
Desde la infancia, Lanaspa ha convertido la jota en una forma de vida. Ingresó en Estirpe de Aragonia con apenas diez años, abrazando esta tradición como un vínculo vital que supera la mera interpretación artística. Para ella, el grupo es más que un conjunto de músicos y cantores: es una familia que trasciende la sangre y se alimenta de la pasión por el patrimonio inmaterial. En tiempos en que el folclore afronta múltiples retos, la perseverancia del conjunto se sustenta en el amor y la entrega a una cultura que rehúsa extinguirse.
Pese a las adversidades, el grupo afronta el presente con esperanza y combatividad, decidido a conservar intacta la esencia de la jota aragonesa, que para ellos es a la vez afición y misión. Lanaspa subraya la importancia del relevo generacional, impulsado por la escuela de Carlos Vidal, que atrae a nuevos públicos y jóvenes intérpretes. Aunque la audiencia suele ser mayor y fiel, comienzan a integrarse espectadores más jóvenes, que hallan en la jota un refugio emocional y un puente hacia sus raíces.
Para Estirpe, actuar en San Lorenzo significa mucho más que una cita anual; es el pulso que marca el ritmo de su calendario artístico. Este escenario se convierte en un espacio donde convergen tradición y actualidad, un lugar donde la pasión por la jota se transforma en un canto de vida. Tras un año cargado de pérdidas y dificultades, el grupo mira hacia el futuro con determinación y firmeza, dispuesto a honrar la herencia de sus predecesores.
Lanaspa desea que el público del día 11 perciba la autenticidad del grupo, la entrega y la emoción que solo nacen de la sinceridad. Aspira a que se reconozca el esfuerzo invisible tras cada ensayo, la complicidad que une a sus miembros y la energía que emana de su música. Porque en cada nota y cada estrofa, Estirpe de Aragonia ofrece un reflejo genuino del alma aragonesa, un testimonio vibrante de una cultura que sigue avanzando como un río impetuoso.
Además, la agrupación cultiva la tradición más allá del escenario, fomentando un sentido comunitario y popular en torno a la jota aragonesa. Con iniciativas que invitan a la participación abierta y espontánea, Estirpe no solo preserva un legado, sino que lo hace vivo y accesible, invitando a todos a sumergirse en el caudaloso cauce de la cultura aragonesa.