La Plaza de Toros es el coso de las emociones. Lo es en una lidia habitual, de esas que se han venido sucediendo desde 1929 en distintas épocas, en diferentes etapas del toreo y de la ciudad, con las gradas pobladas de aficionados taurinos. Lo es en las espeluznantes juegos de centímetros de los recortadores. También en la impericia de jóvenes durante las vaquillas. Y este viernes lo ha sido con la exhibición de Freestyle que ha sobrecogido los corazones de más de 1.600 oscenses que han seguido las acrobacias imposibles de un grupo de jóvenes motociclistas.
Las fotografías de Carlos Jalle revelan la magnitud del espectáculo protagonizado por Pedro Moreno, cuádruple campeón de España, y de Abraham Parra y Francis Costela, que lucen en sus vitrinas entorchados nacionales y multitud de trofeos. A tope de sonido, en un juego de iluminación infinito, con rampas de más de 15 metros de altitud (que es una barbaridad), la exhibición programada por Tauroemoción ha contenido el aliento de las gradas.
Para un buen fotógrafo, para los cientos de móviles que manejaba el público en las gradas, ver los efectos especiales de la luminotecnica y el sonido, las explosiones y sobre todo los vuelos de los motociclistas sobre la silueta agradecida de la Catedral de Huesca o sobre el oscuro cielo asaltado por los colores vivos de los monos de los motociclistas ha sido una fantástica experiencia.
El respetable ha ido del uy al ooohhh hasta desembocar en las ovaciones porque la magnitud de las evoluciones de los protagonistas reclamaba interjecciones de asombro, de admiración y de susto. Todo concuerda en un gran espectáculo. Y el de Freestyle lo es.