En San Lorenzo, hay un momento en el que Huesca se convierte en un río humano que fluye de música y jolgorio. La salida de los toros es un desfile festivo que atraviesa la ciudad desde el coso taurino hasta la plaza de Navarra, arrastrando a jóvenes y curiosos que no quieren perderse esta cita que abre la noche laurentina.
Los primeros en salir son los miembros de la Banda de Música de Huesca, junto con las mairalesas, tras marcar el ritmo de la corrida con las distintas piezas musicales. Numeroso público acude para disfrutar de su recorrido musical entre el coso taurino y la plaza de Navarra. Previamente, lo han realizado en sentido inverso para animar el camino hasta la plaza de toros.
Cuando sus notas se disipan, el relevo lo toman las peñas con sus inseparables charangas, uniendo a las cuadrillas de amigos y amigas. Son ellas las que transforman la calle en un festival improvisado, con trompetas, tambores y saxos que invitan a bailar, cantar y entregarse a rituales que se repiten año tras año. Entre ellos, levantar a algún miembro de la pandilla por encima de la multitud, también llega el momento de agacharse y, al grito de la música, levantarse todos a la vez, como una ola humana. A veces, surge la magia inesperada con un solo de trompeta desde un balcón.
Las peñas son el motor de este jolgorio en San Lorenzo. Con su música, su energía y su espíritu contagioso, llenan de vida las calles. En la salida de los toros, su papel es crucial para mantener encendida la llama festiva, junto con su presencia en plazas y rincones donde la fiesta parece inagotable. Huesca se convierte en una ciudad distinta, más ruidosa, más alegre y más unida.