La cornada a Morante de la Puebla en Pontevedra en el día previo a su comparecencia en Huesca atravesó el corazón de los oscenses en el mismo momento que las noticias, el pasado domingo a media tarde, empezaban a aterrizar sobre el coso oscense. El vacío que deja el maestro se puede narrar, pero no se explica. Desde ese momento, todo quedaba en un segundo plano por la ausencia del genio de la Puebla.
La empresa, en su justo derecho, incluía a Manuel Escribano, un torero que, hay que recordar, apodera. Pero igual de justo es pedir, con todo el respeto del mundo hacia Escribano, una sustitución que esté, al menos, cerca de Morante en el escalafón. Teniendo siempre presente que Morante es insustituible. Pero no es cuestión de gustos, es simplemente coherencia. Ya no un Borja Jiménez, pero, ¿Luque? ¿De Justo? ¿Fortes? Incluso, ¿El Cid? En su casa.
Con todo esto, Clemente ha tirado la puerta grande abajo para salir a hombros en su debut en Huesca tras una faena de última hora cimentada en los terrenos cortos. El galo ha cortado tres orejas de peso. Juan Ortega no ha tocado pelo, pero ha dejado un regusto muy bueno después de mostrar las sutiles muñecas de torero sevillano. Encajado en todo momento, se ha llevado una más que merecida ovación tras pinchar al quinto toro de la tarde.
La desigual corrida de Román Sorando aguardaba de todo un poco en los corrales y, pese a lidiar varios mansos encastados, han permitido más lucimiento que la del día del Patrón. Por cierto, seguimos esperando un buen tercio de varas, hasta ahora descuidado a más no poder y parecido más a una charlotada que a otra cosa. Una verdadera lástima.
En otra tarde de un calor sofocante se presentaba Clemente en Huesca. Un torero que ya había dejado un buen regusto en Madrid y que llegaba con las ideas claras. Ante la ausencia de Morante, al público no le ha quedado más remedio que agarrarse a algo, y Clemente ha puesto en bandeja el motivo. Lo curioso es que ha estado mejor con su primer animal, pero la puerta grande la ha abierto con la faena a su segundo, el que cerraba la tarde. A este le ha saludado con unas chicuelinas muy ajustadas y ha brindado a Emilio de Justo, presente en el callejón. Con el tendido de sol a otra historia, el francés se ha puesto a torear, pero al ver que eso no calaba, su faena la ha cimentado en los terrenos cortos, al calor del sol, aunque sin tanto valor artístico. Ha dejado unos buenos derechazos antes de recetar un estoconazo que le ha servido para derribar la puerta grande.
En su primer animal ha estado mucho más torero, desde el recibo con el capote, pasando por una faena cocina a fuego lento, encajado a más no poder. Una pena la nula transmisión por el pitón izquierdo. En cualquier caso, el concepto que desprende el de Burdeos es pulcro, verdadero. La faena se ha venido a menos ante la debilidad del toro, que se ha apagado demasiado pronto. Estoconazo para mandar al animal al desolladero.
Ortega también debutaba en Huesca pero se ha marchado de vacío por sus fallos con el acero. El sevillano tiene buenas maneras. Es puro, fiel a sus raíces. En su primero, el viento ha incordiado y la faena no ha tenido más que trapazos incontrolables ante un animal muy áspero, boyancón y de nula calidad. Un par de naturales marca de la casa y poco más. En el quinto ha tenido delante a un manso encastado, muy abanto de salida pero al que ha sabido reconducir en la faena de muleta con ligazón y buenas tandas. Ha tenido un buen embroque por el pitón izquierdo y, al final, ha terminado con unos derechazos que han parado todos los relojes. Nadie hubiera dado un duro diez minutos antes. Doblones y un trincherazo precioso para culminar su obra. Pinchazo y ovación.
Repetía Escribano en el cartel de este lunes y, más allá de merecimientos y sustituciones, lo cierto es que no se le puede reprochar nada al torero. El de Gerena se ha vaciado, pero no ha estado fino. En el cuarto de la tarde se ha ido a porta gayola, pero el toro ni siquiera le ha hecho caso. Un quiero y no puedo. Lo mejor, el tercio de banderillas a un toro de buena condición con el que no ha sabido construir su obra. Demasiada sosería.
En el que abría plaza el viento ha molestado y Escribano, que se ha medido a un manso encastado que ha buscado siempre la querencia, se ha lucido con el capote desde los medios con varias chicuelinas muy ajustadas. Ha terminado toreando en chiqueros para darle puerta con un "metisaca" y un gesto de rabia en el diestro por saber lo que se perdía. El mismo con el que se quedaron anoche numerosos aficionados en el cruce de noticias, sustituciones y merecimientos.
Ficha del festejo:
Plaza de toros de Huesca. Segundo festejo de la Feria de la Albahaca 2025. Lleno de 'No hay billetes'. Toros de Román Sorando. Desiguales. Bien presentados 1º, manso encastado, y 6º, de buenas hechuras.
Manuel Escribano, de nazareno y oro: silencio y oreja con petición de segunda.
Juan Ortega, de purísima y oro: silencio y ovación.
Clemente, de verde hoja y oro: oreja y dos orejas.