Huesca, 11 de agosto de 2023.
Querido San Lorenzo:
Aunque lo parezca, no sólo nos acordamos de ti a primeros de agosto. Lo que pasa es que, en un ejercicio de memoria colectiva, emocional y casi inconsciente, estos días salimos a manifestarlo, a hacerlo público y a compartirlo con los demás.
Como si nos lo mandara una instancia suprema, nos uniformamos de verde y blanco, agarramos un ramito de albahaca y, ¡hala!, nos lanzamos a la calle a sonreír a todo el mundo. Nunca falta alguien que grita: «¡Viva San Lorenzo!». Y todos contestamos: «¡Viva!»
Todos. Sin pensar. Viva. Viva tú. Olé tú. Viva y perviva lo que fuiste y lo que representas, lo que nos aportaste, esos valores que identificamos como propios.
Creyentes o no, te celebramos y veneramos porque te sentimos uno de los nuestros. Alguien cercano, de aquí, de Huesca de toda la vida, con rasgos de carácter que nos suenan mucho: familiar, sencillo, valiente, generoso, íntegro, pero también tozudo y socarrón. Así te imaginamos, muy joven, la cabeza alta, la mirada firme. Un tipo de una pieza, sin miedo al riesgo, que no en vano te marchaste bien lejos, hasta Roma, y asumiste responsabilidades y enfrentaste peligros hasta el final.
Y entretanto, Lorenzo, nunca te olvidaste de casa. En Huesca quedó tu familia; aquí mandaste esconder el Grial, tesoro del que fuiste garante, una aventura más que jalona e ilumina nuestra historia y que te debemos a ti; aquí quedó tu recuerdo, que, como ves, sigue vivo en nosotros y nos permite salir cada año y gritar muy fuerte un viva San Lorenzo.
PD. He mirado por curiosidad y he visto que en alguna conocida enciclopedia en línea se te encuentra bajo la entrada “Lorenzo de Roma”. Vamos a tener que pedir que lo cambien. Para nosotros, tú eres Lorenzo de Huesca.