Los niños se acercan a Lorenzo, en esa tradición que ya era narrada por Aurelio Prudencio Clemens en su “Peristephanon”, una obra que convirtió a su autor en el más grande poeta latino cristiano de la antigüedad. En ella, su autor canta a Lorenzo como el más célebre de los mártires de la persecución de Valeriano, muerto a los diez días del mes sextil (Agosto) del año 258, cuando el hierro del tirano “secuit pia viscera Matris”. Pero además este autor en su obra “Las Coronas” consagrada a los mártires decía como una verdad irrevocable : “Hispanos Deus aspicit benignus”; que Dios miraba con ternura especial a los hispanos.
Lorenzo era en el año 258 el primero de los siete diáconos de la Iglesia en Roma, pero la persecución estallada contra la jerarquía eclesiástica decretada por Valeriano lo señalaba porque era el encargado de socorrer a los pobres y de administrar las aportaciones voluntarias que recibía la Iglesia, algo que era codiciado por el Estado.
Téngase en cuenta que, por una carta del siglo III del Papa San Cornelio, sabemos que la Iglesia de Roma socorría a unos mil quinientos pobres y viudas menesterosos todos, porque se ayudaba al cojo, ciego sumido en las tinieblas, al ulceroso destilando podredumbre, al lisiado con la mano encanijada, asegurándonos además que el diácono Lorenzo muestra a esa hueste desarrapada como la riqueza de la Iglesia. No es de extrañar que el Prefecto, burlado y mofado, sentenciara al diácono : “Te mulliré en blando tálamo de ascuas. Ya me traerás nuevas de Vulcano”.
Lejos ya de Roma escribía Prudencio su espléndido Himno aseverando la muerte de San Lorenzo, pero como algo muy importante relata que había contemplado con sus propios ojos, como durante su estancia en Roma entre los años 403 y 404, los personajes mas importantes y eminentes del Senado, los sacerdotes paganos y los militares más famosos, venían a ofrecer los niños a este héroe de la fe.
…..Vitatus olim pontifex
Adsciturin signun crucis
Ademque Laurenti tuam
Vestalis intrat Claudi
(Peristephanon II v.517-529)