Los Mandamientos de Aso de Sobremonte fueron la constatación del apego de los cientos de espectadores que disfrutaron en el Parque Miguel Servet con la Agrupación Folklórica Santa Cecilia. Entonar conjuntamente con los cantadores del grupo significa que ha habido una comunión y que la jota se convierte en oración. Por eso es patrimonio inmaterial, lo diga o no la Unesco.
Esta noche del 11 de agosto los cecilios han vuelto a subirse al escenario central del parque municipal Miguel Servet para ofrecer a los oscenses "Recuerdos del ayer", una actuación con orgullo pero sin nostalgia. Una remembranza de los usos y costumbres de nuestros pueblos, empezando por el cantar del gallo y el dance de Bujaruelo en la que los bailadores con indumentaria típica del valle de Gistaín representaban el amanecer. Sin dejar esta época del día, se han escuchado estilos solistas y dúos.
Pasamos a las cocinas de las casas altoaragonesas en las que la percusión y el canto de grupo fueron protagonistas
Los más pequeños de la escuela de Santa Cecilia han irrumpido en el escenario con un alegre canto en aragonés, que mezclan con divertidos juegos y la jota de Antillón bailada, una de las primeras que aprenden los bailadores.
Las tareas diarias relacionadas con los animales y también algunas más tradicionales cobran protagonismo con la jota de los pastores, jotas de estilo, estribillos aragoneses como "La burra" y un canto tradicional de panderetas.
Los momentos que las mujeres vivían en el lavadero se representan con un baile sólo de mujeres "alindango", jotas de estilo y el canto del cántaro.
En esta tarde noche de recuerdos llevan al espectador hasta los campos para recordar las tareas agrícolas y las jotas que las acompañaban. L'arbesa a tres voces es el preludio para la jota de la trilla que comenzó con una jota cantada a capella. Las jotas de estilo continuaron cobrando protagonismo.
Un chascarrillo aragonés, "El Carasol" interpretado por varias mujeres, provoca la hilaridad del público que prorrumpe en aplausos durante toda la actuación.
Los sonidos de las gaitas llevan al público hasta los días de fiesta para ver bailado "el polinario de Fabara" y seguidamente tras los sonidos de campanas que marcaban la salida de misa bailan la bravía jota de Zaragoza.. un canto de estilo y un divertido canto de bodega son el broche de este bloque.
Imperativo, el toque laurentino de la actuación con un público que participa cantando los mandamientos de Aso de Sobremonte con letras alusivas a las fiestas laurentinas. La firma y rúbrica de la agrupación Santa Cecilia, la jota de San Lorenzo, es el final del espectáculo "Recuerdos del ayer".
La complejidad llega a todos los sentidos porque Santa Cecilia reparte durante la actuación erigida en fiesta torta y vino. Y así, dos años después, el reencuentro es dulce. El sabor de la complicidad.