José Antonio Satué Huerto, obispo de Teruel y Albarracín, ha protagonizado la segunda celebracilón del Triduo en honor a San Lorenzo, patrón de Huesca, en la Basílica de San Lorenzo, con una homilía en la que ha aportado las dos pistas que la vida y martirio del diácono nos entregaron: la entrega generosa y la oración gratituita para construir un mundo más justo y más fraterno, más humano y esperanzador que sea antesala de la casa de Dios en el cielo..
"Del futuro se tiene más temor que deseo. Lo demuestran, entre otros signos preocupantes, el vacío interior que atenaza a muchas personas y la pérdida del sentido de la vida. Como manifestaciones y frutos de esta angustia existencial pueden mencionarse, en particular, el dramático descenso de la natalidad… Prevalece una sensación de soledad; se multiplican las divisiones y las contraposiciones. Entre otros síntomas de este estado de cosas, la situación europea actual experimenta el grave fenómeno de las crisis familiares y el deterioro del concepto mismo de familia, la persistencia y los rebrotes de conflictos étnicos, el resurgir de algunas actitudes racistas, las mismas tensiones interreligiosas, el egocentrismo que encierra en sí mismos a las personas y los grupos, el crecimiento de una indiferencia ética general y una búsqueda obsesiva de los propios intereses y privilegios. Para muchos, la globalización que se está produciendo, en vez de llevar a una mayor unidad del género humano, amenaza con seguir una lógica que margina a los más débiles y aumenta el número de los pobres de la tierra… Junto con la difusión del individualismo, se nota un decaimiento creciente de la solidaridad interpersonal… de manera que muchas personas, aunque no carezcan de las cosas materiales necesarias, se sienten más solas, abandonadas a su suerte, sin lazos de apoyo afectivo" (Exhortación “Ecclesia in Europa”, n. 8).
El obispo de Teruel-Albarracín, José Antonio Satué Huerto, ha citado la exhortación para contextualizar la situación actual del mundo que acumula prácticas, discursos y actitudes que sorprenden, inquietan y preocupan. ¿Quién la escribió? ha inquirido el prelado. "Lo escribió San Juan Pablo II hace más de 20 años. Las palabras del Pontífice fueron tachadas entonces de catastrofistas, pero, aunque muchos gobernantes y ciudadanos persistan en ignorarlas, los datos de la dura realidad diaria confirman que el Papa no iba desencaminado al describir la realidad europea".
Se ha preguntado y ha preguntado si "servirá de algo que nosotros, oscenses del siglo XXI, miramos a San Lorenzo, un paisano que nació hace 1800 años", si "su vida y su martirio nos darán luz y fuerza para aportar a nuestro entorno al menos un poquito de esperanza, para ser luz del mundo y sal de la tierra". Y ha defendido su visión: "Nosotros, los seguidores y seguidoras de Jesús -no lo olvidemos- estamos aquí no simplemente para para ir tirando, para defendernos y, en el mejor de los casos, para ser felices. Dios quiere que tengamos vida y comuniquemos vida".
LAS DOS PISTAS
Ha ofrecido el jerarca dos pistas para vivir siguiendo el camino de Jesús al estilo de nuestro patrón, San Lorenzo. La primera es la entrega generosa. Ha aludido a expresiones habituales en redes sociales como: “Estamos aquí para ser felices”, “Disfruta la vida al máximo” yº “Solo se vive una vez”. Aun reconociendo que hay algo de verdad, "los mártires, como nuestro patrón San Lorenzo, nos recuerdan con su testimonio que existe otra dimensión más profunda de la verdad: la vida cobra sentido cuando somos capaces de entregarnos, de sacrificarnos por los demás, por bienes más altos, por la verdad, por la justicia, por Dios".
La Palabra interpela con fuerza y nos recuerda la llamada a la entrega total de la vida, ha agregado. "En el Evangelio de San Mateo, Jesús proclama sin tapujos: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará"".
Tras reclamar "poner toda la carne en el asador", ha pedido una entrega más generosa, como Jesús y por Jesús. "No nos corresponderá un martirio rojo, como San Lorenzo, pero a todos nos tocará antes o después el "martirio gris de la vida cotidiana, de la fidelidad a los compromisos familiares, sociales, con nosotros mismos. Ese martirio gris donde los resultados no van de la mano de los artificios, sino de la perseverancia y la constancia"", añadía el futuro obispo de Málaga.
La segunda actitud es la oración gratuita. Ha apelado a la primera lectura en la que "Moisés quiere ayudar al pueblo a entender que la fe es un regalo precioso, y les pregunta: ¿algún Dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos? Moisés les presenta a un Dios que no es enemigo de nuestra libertad, sino todo lo contrario, quiere la felicidad más honda para su pueblo, una felicidad y libertad que quiere llegar a todos sus hijos e hijas. Por eso, Moisés presenta un Dios actúa y guía a su pueblo para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre”".
Ha estimado monseñor Satué que merece la pena creer y relacionarse gratuita y serenamente con este Dios, “estando a solas muchas veces con quien sabemos nos ama”, como Santa Teresa de Jesús recomendaba a sus monjas. Cuando, con la ayuda del Espíritu vamos superando las dificultades y creciendo en la auténtica oración cristiana, la relación con Dios produce un impacto directo de nuestra vida, ya que nos va haciendo más parecidos a Jesús, nos configura progresivamente con Él, sobre todo en la confianza, la alegría, la misericordia, la esperanza aun en los momentos difíciles, en el compromiso con los menos afortunados e incluso en el buen humor "tan necesario en un momento de tanta crispación como vivimos"..
Otra exhortación reconfortante. "Contemplemos a Jesús, que se retiraba a orar, escuchaba con atención, miraba con compasión. Los santos, como nuestro patrón, nos enseñan que la vida verdadera no está en el ruido, el poder o los caprichos, sino en el amor de Dios que se deja notar en la oración. En este sentido, si repasamos los textos antiguos que nos narran la pasión de San Lorenzo descubriremos que, en esos momentos trágicos, no sólo reza, sino que continuamente da gracias a Dios y tiene esa expresión tan conocida que podría ayudarnos a todos nosotros: dame la vuelta que, por este lado, ya estoy asado". Y ha deseado que todos nosotros, de la mano de Dios y San Lorenzo, pongamos con la fuerza de la oración la esperanza y buen humor en los momentos más delicados.
Estas dos pistas son el núcleo "del Evangelio, el corazón del mensaje de Jesús. El amor a Dios y a las personas especialmente a aquellas más necesitados. Dos amores que no solamente se compenetran sino que se refuerzan. El amor a Dios nos permite amar más y mejor a nosotros mismos y a las personas que más nos necesiten. Y el amor a las personas nos ayuda a descubrir la fuerza del amor que Dios nos tiene a cada uno de sus hijos", por lo que se trata de pedir a San Lorenzo que "nos ayude a descubrir pistas concretas, compromisos concretos que nos ayuden a entregarnos más y mejor en la vida de cada día, en la vida de nuestra parroquia, de nuestro pueblo, de nuestra sociedad, cada uno con los dones y carismas que ha recibido, y abrir también caminos concretos a la oración, no por obligación, sino como un regalo precioso que Dios nos da".
Ha remembrado a don Javier Osés en las confirmaciones: "Si alguno os dice que tenéis la obligación de rezar, decidle que no. Que tenemos el derecho, el regalo de poder relacionarnos con él. Y que esa posibilidad la tenemos que aprovechar porque es fuente de vida para nosotros y para los demás".
Ha pedido que el Señor "nos dé valor para renunciar a todo lo que nos encierra en nosotros mismos, para podernos abrir a los demás en esa entrega generosa y para podernos abrir también a Dios en la oración serena y confiada". Los ha calificado de compromisos sencillos y eficaces para construir un mundo más justo y más fraterno, más humano y esperanzador que sea antesala de la casa de Dios en el cielo.