Estando almorzando en la barra de un bar, a mi lado una pareja ocupada en el mismo cometido, hablaban de nuestras Fiestas de San Lorenzo, de las ganas de que comiencen, y del gozo que las mismas nos producen, con comentarios y opiniones muy positivos, uno de ella dijo: “Son fabulosas, me encanta ese desmadre organizado que tenemos”.
Mi pensamiento me llevó a tener en cuenta la frase en conjunto con su significado, con el que había sido pronunciado, y con otros a los que mi experiencia también me llevaba.
De que son fabulosas nuestras fiestas da fe su existencia de más de 500 años, que en 2005 fuese declarada Fiesta de Interés Nacional, y sobre todo por como participamos y lo vivimos los oscenses, con expresión comunitaria y manifestaciones que fortalecen el vínculo identitario, cultural y de tradiciones, que de manera natural, libre y positiva se va trasmitiendo a las generaciones más jóvenes.
También pensé que ese “desmadre” referido por la mujer, no era desmadre “de diccionario” actuaciones sin control ni respeto, sino desmadre organizado del que nos libera, produce distensiones, y que nos ayuda a evolucionar compartiendo la alegría de fiesta con nuestros conciudadanos y visitantes.
También pensé que hay algo muy real en nuestras fiestas a la que no solemos referimos por escrito, pero que todos tenemos presente en la realidad, y es que las Fiestas de San Lorenzo son como una “primera puesta de largo” para mucha juventud. La palabra “desmadre” también me llevó al pensamiento de no interpretar “des” como exceso y juerga y “madre” como el cauce de un rio, sino “des” como las primeras negociaciones entre “madre” que está entregada a sus hijos, que se preocupa por su seguridad y salud, e “hijos” que como es natural, empiezan a luchar por su independencia y libertad, pidiendo llegar un poco más tarde de la hora señalada. Se van despegando de la madre.
No me acuerdo que comí ni bebí, pero fue un agradable almuerzo.