Durante estas fiestas, María José Gutiérrez Lera nos ofrecerá su visión particular de San Lorenzo a través de cartas al santo ilustradas con fotografías de Jacques Valat.
María José Gutiérrez es escritora y se espera la edición de su primera trilogía de literatura fantástica.
Huesca, 14 de agosto de 2023
Querido San Lorenzo:
Extraña a muchos que uno de los símbolos oscenses y festivos sea una parrilla de asar. Nosotros estamos tan acostumbrados a esa forma particular, a verte en tus imágenes representado con ella, a llevarla como adorno o como joya, que no le damos mayor importancia.
Fue, sin embargo, el instrumento de tortura que vehiculó tu muerte lenta, tal como te la deseó -y preparó- el desalmado prefecto de Roma.
¡Ay, Lorenzo! ¿Cómo se te ocurrió burlarte de aquel hombre poderoso? Con todo tu ingenio e ironía, te atreviste a presentarte ante él con una caterva de pobres, mendigos, enfermos y menesterosos, diciéndole con descaro que esos eran los tesoros de la Iglesia que él ambicionaba.
Desde un punto de vista evangélico, está muy bien, pero irle con esas a alguien avaro y cruel sólo podía acabar en desastre. No contento con eso, ya condenado, llevaste la burla hasta el extremo, tozudo como buen aragonés, con tu frase que ha pasado a la historia: «Assum est, inquit, versa et manduca». Lo que viene siendo «me parece que de este lado ya estoy hecho, dadme la vuelta y ya podéis serviros».
Sea o no literal la anécdota, lo cierto es que nos cuadra perfectamente con tu carácter, con tu arrojo, tu sentido del humor y tu audaz rebeldía.
El arma secreta contra los injustos es no concederles la razón. Como tú hiciste con tu ironía, poniéndote por encima de su intolerancia, de su intransigencia y de su inmunda crueldad.
Buena lección para nosotros, Lorenzo: no se puede aceptar de buen grado una orden cuando es abusiva. Necesitamos la inteligencia de reconocerlo y la fuerza de espíritu de enfrentarlo. Los poderosos, los gobernantes son a veces irrazonables y arbitrarios y, en esos casos, no queda otra que, como tú, salirse por la tangente, ponerlos frente a su idiocia y su desafuero y quedar vencedores, aunque sea, como en tu caso, pagando un alto precio.
Por eso te queremos, por el precio -la parrilla- y por el triunfo -el laurel- y la albahaca que aromaron tu muerte.
Viva tu rebeldía, Lorenzo. Viva.