En la Parroquia y Real Cofradía de San Lorenzo, la tradición se viste cada año de ternura y gratitud cuando las familias presentan a sus hijos e hijas al santo patrón. Entre ellas, destaca la de Sandra Inglán, que acude fielmente con sus dos pequeños, Lorién y Lucas.
La historia comenzó hace ya algunos años, cuando Lorién, el mayor, nació de forma prematura. Ante la incertidumbre y el temor de aquellos días, Sandra hizo una promesa al santo: si todo salía bien, volverían cada año para darle gracias.
El tiempo pasó, la salud de Lorién se fortaleció y, desde entonces, la cita anual se ha convertido en un momento sagrado para la familia. Acompañados por Lucas, el benjamín, se acercan al templo con el mismo espíritu de gratitud que en aquella primera vez.
La ceremonia no solo es un acto de fe, sino también de memoria y esperanza, un recordatorio de que las promesas se cumplen y que la vida, a veces, se celebra en los gestos más sencillos: un niño presentado ante un santo, unas manos que agradecen y un corazón que nunca olvida.
Este año también han acudido María García y Carlos Rodríguez con su hijo Marcos -que lleva primero el apellido de la madre-. A María la han destinado a Huesca por motivos de trabajo y, procedentes de Madrid, han encontrado en esta presentación una manera especial de integrarse en la ciudad. “Son tradiciones muy distintas a las de Madrid”, comenta María, y les parece una forma bonita de sentirse parte de aquí desde el principio.

Carlos, por su parte, se muestra sorprendido por el ambiente festivo: “Pocas veces he visto tanta implicación de la gente en general. Nos gusta ver las peñas, las orquestas, la forma en que la gente se divierte… lo goza. Es otro vivir. Lo recomiendo totalmente”.
Entre las familias asistentes se encontraban también Paula Broto y Lidia Paúl, que han acudido para presentar a su pequeña. “Venimos porque son pequeños los niños y queremos que se impregnen del sentimiento laurentino. Desde bebés son socios de la Peña Zoiti y vamos a todo lo que podemos”, cuenta Paula.
Su hija, de apenas dos años, ya disfruta con las charangas y el ambiente festivo. Con la complicidad de sus padres, han hecho de este acto una cita imprescindible: “Aquí puedes acercarte más a San Lorenzo y enseñárselo a los niños”.
Así, entre promesas cumplidas, nuevas incorporaciones y familias que transmiten la tradición de generación en generación, la presentación de los niños y niñas a San Lorenzo sigue siendo un punto de encuentro muy concurrido y que despierta mucho fervor.