Roldán del Alto Aragón ha protagonizado este sábado 9 de agosto, uno de los momentos más especiales para esta formación folclórica de las Fiestas de San Lorenzo: la Ronda Jotera de los Balcones.
Este acto popular, que recorre el centro de Huesca, invita a cualquier persona con ganas de cantar a sumarse. Es habitual encontrar a gente animada que en otros días no se atrevería a cantar, pero que esta noche lo hace a pleno pulmón o disfruta escuchando una copla que le recuerda a su abuelo.
Este evento es el preludio de su gran actuación del martes 12 de agosto, que se realizará en pleno ecuador de las fiestas. No faltarán clásicos tan arraigados como Gigantes y Cabezudos o la Jota de San Lorenzo. Con la ilusión y la responsabilidad de agradar a los oscenses, el grupo sabe que el público, aunque fiel, llega tras muchas horas de celebración. Por eso, su objetivo es que todos se marchen “con una sonrisa y tarareando alguna de las jotas escuchadas”, comenta Sergio Brau.
El balance que hace del año es positivo: este género sigue vivo y, mientras el grupo mantenga “ganas y cuerpo de jota, todo seguirá siendo positivo”, afirma Brau.
Actualmente, son 35 componentes los que forman Roldán del Alto Aragón, fundado en 1983 y que estrenó su primer espectáculo en 1984. Han llevado la jota aragonesa a todos los rincones de España y del mundo, aunque ahora concentran sus esfuerzos en la región aragonesa. “Somos los que somos, pero las puertas siempre están abiertas a aquellos que amen la jota y quieran divulgarla en todas sus variantes”, añade.
Para ellos, actuar en San Lorenzo es “estar en casa, ante los tuyos”, en la fiesta más importante de su ciudad. Brau confiesa que siente siempre la misma emoción al subir a cualquier escenario, sea en el Parque Miguel Servet o en otro espacio, y busca transmitir esa sensación a todos los componentes: la actuación debe ser especial, “sea el día que sea”, pero jugar en casa añade un componente emotivo irrepetible.
El folclore aragonés, sostienen, aporta a la cultura vida, esencia, tradición y arraigo a la tierra y sus costumbres. En un mundo acelerado que olvida su pasado, se convierte en un pilar esencial para mantener viva la historia reciente y la identidad cultural.
“Seguimos con esto porque nos gusta, porque forma parte de nuestra tradición, porque nos la enseñaron nuestros antepasados, nuestros padres, nuestros maestros, los que están aún y los que se fueron, y la queremos tanto que ni podemos ni la queremos dejar”, explica Brau.
Aunque cada vez hay menos actuaciones, agradecen que instituciones como el Ayuntamiento de Huesca sigan apostando por la jota. Para ellos, en las fiestas de cada pueblo, por pequeño que sea, no debería faltar este género tan arraigado.
El mejor pago que pueden recibir, aseguran, es terminar y que el público les diga qué les ha gustado y qué no. “Al fin y al cabo, nos debemos al público, y si vienen a disfrutar de las jotas y lo hacen, el éxito es total”, afirma Brau. Su deseo es que quienes han disfrutado esta noche con la Ronda Jotera de los Balcones quieran volver el 12 de agosto a su gran actuación, después de haber sentido la emoción de cantar y escuchar en plena calle una música tan nuestra.