Santa Cecilia, cuando el agua fluye hecha jota en un plató costumbrista

La Agrupación Folklórica despide vibrante y bellamente los festivales del Parque Miguel Servet

15 de Agosto de 2025
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Agrupación Santa Cecilia, al final de la actuación
Agrupación Santa Cecilia, al final de la actuación

Lo de Santa Cecilia es algo similar a aquel anuncio de restaurante líder de Huesca -"Sólo el Sotón es el Sotón"-, que además era río, y para cantar y bailar a los ríos nada mejor que la agrupación folclórica de referencia histórica. "Sólo los cecilios son los cecilios". Así se explica que el colofón de los festivales del parque Miguel Servet congregara a tal gentío en medio de un calor punzante. Y sólo así se sostiene que, al infortunio del pasado año en que el temporal frustró su cita laurentina, se sobrepusiera el grupo a los problemas técnicos de la que también es empresa referente de sonido y luces. Y es que, cuando hay ganas...

Tiene la agrupación un reconstituyente que se llama Jara Expósito, que pone siempre buena cara al mal tiempo y a la bonanza, de modo que todo lo que puede salir bien, sale mejor. Cuenta también con la experiencia que enseña, y además su propia cultura organizativa que se traslada a aspectos como la autenticidad y hermosura de su indumentaria. Así que, repuestos a los obstáculos técnicos de inicio, decidieron los cecilios que había que exponer un plató cinematográfico del género costumbrista, para que todo tuviera sentido y todo entusiasmara al público. Cada bailador, cada cantante, cada tañido de rondalla estaba envuelto en verdad.

Como si fuera una provocación, el agua que el año anterior fue la causante de la suspensión ha sido el motivo central del concierto. Es como un matrimonio, el agua y la jota, en la salud y en la enfermedad. No en vano, el agua es fertilidad, existencia, paisaje, pero también cultura. De ahí que los primeros compases llegaron con las Esbriznadoras, que se interpretaron en blanco y negro. En el blanco del sonido pletórico y en el negro del apagón tecnológico que propició que aparecieran las voces y los bailes límpidos, pasadas por un remojón en el río.

Las Esbriznadoras y la Andorrana, el comienzo

El baile con las cintas, espectacular y armónico, dejó paso a las voces de dos veteranos. José Antonio Lacoma y César Conte, respectivamente, cantaban a la Blanca nieve del Moncayo y Los Colonos de Monegros. Un clásico sentimental, "Que la nieve ardía", resonaba impetuoso en las colosales voces de Antonio Pertusa y Cristina Laviña, para júbilo generalizado. Es de esas piezas que elevan el ánimo.

José Antonio Lacoma, César Conte y Antonio Pertusa-Cristina Laviña

El espectáculo fluía tan bonito que no vamos a caer en el espejismo de que adquiriera propiedades refrescantes, pero el calor se combatía mejor. La indumentaria provocaba suspiros de admiración. Las danzas de Bujaruelo, Alacay y el Chotis del Tío Chuan daban pie a jotas cantadas como El Agua del Mar se acabe con Olivia Vicién, Lumpiaque de María José Puyuelo y Un besico le di al Ebro de Lorién Bercero. Las panderetas (que viva viva, que viva el agua del río y el manantial, que viva viva) levantaban el ánimo en el denso aire del Parque.

Momentos de la actuación de Santa Cecilia

El río y el amor son, de hecho, un dúo que navega a favor o en contra de la corriente. Muchos de los amores se fraguaban y comentaban entre sonrisas pícaras y abiertas chanzs en los lavaderos de las riberas. Una escena profundamente tierna que interpretaba con voz hermosa Inés Español con El Cántaro. Daba pie a una sucesión de piezas fascinantes, como A orillas del manantial de Gema Borlado, Cuando vas a la fuente por Úrbez Diarte, Y en la mar muchos corales por Cristina Laviña y el dúo de Toño Bescós e Inés Español con "No te ocurra pasar sin hablarme".

Actuación de Santa Cecilia en el Parque Miguel Servet.

El paloteau de Jasa, "la rápida", abría el turno de la escuela. Antonio Pertusa, con buena sonrisa y voz rotunda, proclamaba "¡Qué paciencia hay que tener" y le seguía Toño Bescós con La huebra bien preparada. Tras una Jota Cruzada, momentos hilarantes, porque el agua también lleva olas de humor. José Antonio Lacoma y Toño Bescós cantaban El agua en una Burreta (y el vino donde debe) y el Canto de Bodega El Rulé impresionaba a los no pocos foráneos que disfrutaban del espectáculo.

Todavía merodeaban el recuerdo interpretaciones como El Cántaro de Inés Español cuando se afrontaba el final, Jara Expósito explicaba, por si no se había dado cuenta alguien, que en un lateral, dentro de los movimientos costumbristas en segundo plano, se habían ido apoyando símbolos de piezas interpretadas como constatación de que el agua ofrece flores, luces hoces, panderetas o pañuelos. Tal es su virtud. 

Para cerrar, en Huesca, nada más virtuoso que poner broche de oro al festival de folclore de 2025 que con la Jota de San Lorenzo, con el anuncio, además, de que el año que viene Santa Cecilia estará el día 10 sobre el escenario, si bien, qué más da, los últimos son los primeros (lo dicen las sagradas escrituras) y en los juramentos aragoneses todos somos iguales que todos, y siempre juntos en la virtud y en el compromiso con la jota. Aunque, eso sí, en su identidad, sólo los cecilios son los cecilios.

 

El cántaro y la Jota de San Lorenzo

 

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