Después de 51 años de entrega generosa e inquebrantable, Urbano García Pascual va a vivir sus últimas fiestas de San Lorenzo atendiendo a los clientes, coordinando el servicio y procurando que toda la clientela del Hervi sea feliz por unas horas y se marche con ganas de volver.
Alberga sentimientos encontrados, porque este establecimiento, que ha engrandecido la recóndita calle Santa Paciencia, en el corazón de Huesca, ha ocupado casi todo su tiempo durante las dos últimas décadas.
“Por un lado me siento un poco triste, pero por otro, me apetece. Ya es hora de retirarse”, señala.
Comenzó a trabajar con 14 años en El Mesón del Molinero, con Mariano Navas de maître, y quedó unido para siempre a este oficio que tanto le gusta. Ahora, con la jubilación asomando en el horizonte, mira con determinación a los ojos del futuro y lo abraza con júbilo, “porque cuando estás trabajando no puedes disfrutar lo que te gustaría de la familia, esto es muy sacrificado”, afirma, pero enseguida puntualiza que no tiene queja, porque, en el fondo, no le ha ido mal.
Planificar San Lorenzo no le resulta complicado, porque prácticamente lo tiene todo lleno con antelación y eso le permite organizar meticulosamente cada detalle y transitar por terreno seguro. "Los productos frescos nos llegan diariamente, principalmente pescados y mariscos, y con un almacén grande, los vinos y licores no representan ningún problema", aclara con orgullo.
Los menús incluirán, básicamente, las preferencias de los oscenses. Para almorzar, huevos fritos, bacalao a la vizcaína, pollo al chilindrón y toro estofado. Para comer, sobre todo marisco. “La gente se gasta dinero, no se quita de nada en comer y beber y disfruta mucho”, asegura Urbano.
Centenares de personas habrán pasado por su establecimiento entre el 9 y el 15 de agosto. Algunas engancharon el almuerzo con el vermú y en las comidas se remontan algunas mesas. El Hervi es un non stop del punto de la mañana hasta la noche.
La clave del éxito de este bar-restaurante, que se ha erigido como un referente del sector en Huesca, radica en su exquisita cocina, sus productos frescos, su servicio impecable y en el trato amable que despliegan desde el primero hasta el último de sus empleados.
El talante de Urbano García, una persona muy respetada y querida por la profesión y el público, ha dejado huella. Su filosofía de vida la resume en esta frase: “No hay que enfadarse, porque así no se avanza”, una proclama que se ha convertido en un faro a seguir en este mundo donde la armonía entre el sabor, el servicio y la cordialidad han sido la piedra angular de su éxito.