El primero de los días grandes de las fiestas, la Festividad de San Vicente Ferrer, ha enardecido los valores de la Villa de Graus, que ha completado una mañana gloriosa con sus principales señas de identidad.
Intensa y emotiva Procesión en el trayecto que va desde la Plaza Mayor hasta la Basílica de la Virgen de la Peña, donde ha oficiado la misa el obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo, siempre cercano hasta el punto de que en la víspera proclamó que San Vicente ha extendido su influencia mucho más que lo que podría hacer cualquier tiktoker de esta sociedad tecnológica.
La actuación de los Danzantes y los Cabezudos en la Plaza Mayor ha resultado absolutamente genial. Mientras los cabezudos utilizaban el género satiríco con el humor por lo acaecido en el Festival del Vino del Somontano, los danzantes han tirado de armonía, de compenetración, de fe y de amor a Graus para componer un encuentro que ha reventado las palmas de los muchísimos asistentes.
Ha sido el preludio de un vermú racial, como los que corresponden a la costumbre arraigada desde antaño. Y una de las modas más extendidas a día de hoy, el tardeo, ha resultado impresionante con Isma Nordic y cientos y cientos de personas de todas las edades, pero primordialmente la gente joven.
Todo queda pendiente de la Mojiganga que, como es normal, esta noche de sábado va a ser pesadilla para algunos, alegría para muchos y diversión para -casi- todos. Graus sigue sus fiestas. Queda mucha mecha, dance y tradición.