Don Miguel Gargallo Llaquet

PRESIDENTE DEL GRUPO HOTELERO GARGALLO
CABALLERO DEL PILAR

Fallecido cristianamente en Barcelona, a la edad de 62 años, el día 15 de abril de 2023

Su familia lo comunica a sus amigos y conocidos y les ruega un recuerdo en sus oraciones. La ceremonia tendrá lugar el día 18 de abril de 2023, a las 15,15 horas en el Tanatori Sant Gervasi.

Vivió y falleció rodeado de aquellos que lo querían
Te echaremos de menos

 

Miguel Gargallo
Miguel Gargallo.

 

MUERE MIGUEL GARGALLO LLAQUET, PRESIDENTE DEL GRUPO GARGALLO DE HOTELES

Miguel Gargallo Llaquet, presidente del Grupo Gargallo Hoteles, ha fallecido a última hora de este sábado, 15 de abril, con 62 años de edad como consecuencia de una grave enfermedad que arrastraba desde hace dos años pero cuyo desenlace ha sido fulminante. No es sorprendente, conociéndole, que decidiera afrontar esta recta final de su intensa y admirable existencia terrenal con la alegría y la entereza que le ha caracterizado, la consecuencia de heredar los rasgos de personalidad de su padre, Miguel Gargallo Lázaro, y su madre, doña Filomena, altorriconense ejerciente.

Miguel Gargallo Llaquet adquirió consciencia de su enfermedad hace dos años y precisamente en un viaje, él que ha recorrido todo el mundo. En Malta, sintió los síntomas y un reconocimiento desveló que padecía una EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) de diagnóstico grave. Ha llegado a necesitar del auxilio de oxígeno hasta llegar a su final. Hace dos días, fue ingresado de urgencia en Barcelona, pero allí ha fallecido este hombre que ha amado intensamente Aragón, el Teruel de su padre y la Huesca en la que tantos amigos deja.

El hijo del patriarca Gargallo estudió Turismo y Derecho, y se especializó en periodismo turístico. Tal era su pericia como fotógrafo que, de sus viajes a lo largo y ancho del mundo, publicó varios libros en el que las imágenes no provenían de la cámara, sino de su perspicaz ojo. Una de sus últimas experiencias fue en Marruecos, donde llegó a ser recibido en el Palacio Real (también mantenía una buena relación con la Casa Real española).

Sin embargo, las obligaciones familiares le condujeron muy pronto a la gestión hotelera, entre los hoteles en Barcelona (el Barrio Gótico es "territorio Gargallo") y Reus, en Teruel y en Huesca, y en Melilla. Tuvo al mejor maestro, del que aprendió para crear su perfil propio, y es que, si Miguel Gargallo Lázaro era mucho Miguel Gargallo Lázaro, Miguel Gargallo Llaquet dibujaba su propio carácter, arrebatador, amable, alegre, dejando siempre huella.

Gargallo Llaquet era un torbellino capaz de adquirir una serenidad zen cuando pescaba en el Hotel de La Trucha del grupo en Villarluengo. Firme en sus convicciones, amó el mundo de las Fuerzas Armadas y de los Cuerpos de Seguridad. No en vano, fue reconocido con la Medalla del Mérito Militar y otras distinciones de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Entre su círculo más íntimo de amistades, grandes exponentes de la realidad castrense como el general Francisco Gan Pampols.

Su españolidad era tan arraigada que padeció una barbaridad con los violentos movimientos separatistas de 2017 y los disturbios del año siguiente. Me enviaba todas las noches vídeos de la violencia de los vándalos independendistas en su acoso a la Comisaría de Policía, donde tenía amigos y que veía desde su despacho del hotel en Vía Laietana.

Miguel Gargallo Llaquet era tan grande que podía albergar multitud de aficiones y de cariños. Heredó el amor por el mundo taurino. Y fundamentalmente era una persona con una gran curiosidad. Su último viaje, en furgoneta de Barcelona a Galicia, ocho días intensos con Adolfo Ibáñez en los que admiraba los pueblos y refrendaba su cariño por el plural y diverso país al que entregó sus servicios.

No podrá estar presente en el vigésimo de los hoteles (dos en Huesca, el Pedro I de Aragón y el Casasnovas de Fraga), el que convertirá un viejo convento en un templo de la hospitalidad en Albarracín, donde acudirán sus hijos Xenia, Miguel y Alejandro, que muy jóvenes, como hizo él, respirarán el ambiente de la hotelería que demanda no sólo conocimientos y habilidades, sino valores como los que él atesoró, humildemente, con ese talante extrovertido y amistoso, esos abrazos, esa manera de hablar vertiginosa como consecuencia de la agilidad mental, esas convicciones que siempre le han acompañado.

Él, que hizo de su vida una carrera permanente para llegar a todo y a todos, descansa ahora en el Tanatorio Sant Gervasi de Barcelona, hasta que el martes será inhumado en el Cementerio de Montjuïc a las 16:45. Quince minutos antes de una hora taurina. Con todos los honores que merece. Con la seguridad de que, en el tránsito hacia el reencuentro con su padre, Miguel y Miguel, esbozará la sonrisa que siempre le acompañó en este mundo. Descansa en paz, querido amigo Miguel Gargallo Llaquet. Te has ganado el cielo.

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