Doña Carmen Avellanas Bergua

Falleció el día 16 de febrero de 2023, a los 81 años de edad, en Barbastro

Sus apenados: Esposo: don José María Lacambra Bellosta (Sangenis); hijos: Carmen y José Ramón; hijos políticos: Pepe Sánchez y Esther Villacampa; nietos: José Manuel, Marcos y Javier; hermanas: Pilar (fallecida) y Concha; hermanos políticos: Antonio Carpi, Francisco Blasco (fallecido), Ramón Lacambra (fallecido) y Avelina Buisán; sobrinos, primos, demás familia y las señoras Fátima y Marta.

La conducción del cadáver y funeral tendrán lugar hoy, día 18 de febrero, a las 11:00 horas en la iglesia de la Asunción (S.I. Catedral).

Tanatorio Funeraria Valle. 974 310 444. www.funerariavalle.com

EL BAILE DE LA DIGNIDAD

Carmen Avellanas Bergua se ha movido toda su vida en el baile de la dignidad. En su Huerta de Vero natal, con el orgullo por la humildad de la casa donde la pulsión por los juegos con sus hermanas estaba regada por la responsabilidad de los quehaceres de aquellos años.

Tiempos de austeridad, de arrimar el hombro, de sacrificios. Había de sembrar las oportunidades en la capital, en Barbastro, en una casa en la que sirvió. En los escasos ratos de asueto, conoció a José María Lacambra Bellosta. Familia de recios agricultores y de ellos adquirió la pericia para cuidar de los animales domésticos mientras su esposo se dedicaba a las labores del campo. Como toda providencia de ocio, se permitían bailar. Una pareja al más puro estilo de Fred Astaire y Ginger Rogers, capaces de animar a todos los que, reticentes, esperaban que alguien abriera la sesión.

Hace treinta años, Dios, o la providencia, o la condición humana, pusieron en su camino un obstáculo que requirió sacar todas las fuerzas de las flaquezas. Una enfermedad rara y degenerativa. Doce años ha permanecido en silla de ruedas y, ahí postrada, ha tornado a manifestar toda la dignidad de la naturaleza de las buenas personas. Así ha transcurrido su particular valle de lágrimas y de alegrías, con su marido, con sus hijos y sus nietos, con sus hermanos. Este jueves, 16 de febrero, los acontecimientos se han precipitado. La admirable entrega de los facultativos y enfermeros enviados por el 112 no ha sido suficiente para evitar su marcha. Y así, repentina pero serenamente, ha dejado Carmen a los suyos el gran patrimonio de su recuerdo y de su ejemplo. Con el encargo postrero, como última declaración de voluntades, de que le permitan vivir en ellos. En la paz del Señor yace en esta tierra de gente santa que es Barbastro. Descansa, Carmen.