Antonio Morlanes

8 de marzo, igualdad sin límites

Presidente de ARAGONEX
08 de Marzo de 2023
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Vivimos en un país llamado España para quienes consideren pecado no mencionar su nombre. Será porque llevo más de medio siglo hablando de mi país en mayúsculas, que no creo necesario tener que nombrarlo para saber que me siento orgulloso de él. Lo que sí es vergonzoso es saber que algo está mal, por las circunstancias que sean, y no reaccionar. No estoy hablando de ir, manguera en mano, apagando fuegos (que, si hay que hacerlo, se hace), me refiero a solventar problemas que se han planteado y necesitan solución. Pongamos sobre la mesa, con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, algunos temas referenciados con la desigualdad que, todavía hoy 8 de marzo de 2023, existe y que como ser humano me avergüenzo de ello.

Intentaré hacer un breve recorrido por la historia de lo que ha significado nacer en femenino:

El 8 de marzo de 1857 miles de mujeres trabajadoras, del sector textil, tomaron las calles de New York bajo el lema: “Pan y Rosas” (me encantan esas dos palabras unidas formando un todo). Ese día, hace hoy exactamente ciento sesenta y seis años, se protestaba por las infames condiciones laborales que padecían las manifestantes y reivindicaban la abolición del trabajo infantil (en algunos países no ha llegado ni una cosa ni otra, pero eso para otro artículo).

A partir de aquí las mujeres han luchado incansablemente por tener los mismos derechos que los hombres, algo que, según lo estoy escribiendo, me parece lo más vejatorio que le pueda ocurrir a alguien que ha nacido con sexo masculino: que otro ser humano tenga que luchar y reivindicar ser, en derechos, igual que tú.

Pero he decidido hacer este artículo desde la templanza y empezaré con datos estadísticos contrastados: las mujeres son el 51% de la población y los hombres el 49%, dato interesante a mi modo de ver: tenemos paridad porque, como todo en la vida, el universo equilibra.

En el año 2022 la población laboral ya estaba igualada entre ambos sexos, aunque con más desempleo de la mujer frente al hombre, en concreto 17 puntos porcentuales. Que la persona nacida con sexo femenino tenga más posibilidades de no tener trabajo, no es algo que tenga que ver con su formación, ya que, en concreto, las mujeres superan, y con creces, a los hombres en conseguir una titulación superior (precisamente un millón más de mujeres han acabado los estudios universitarios frente a quién… Es que me niego a seguir con comparaciones que no hacen nada más que distanciarnos). Pero sí hay un dato interesante en el Observatorio de la Mujer Trabajadora en España, sobre el que estoy haciendo este artículo, y es que el desempleo de las mujeres se produce por las excedencias (ojo al dato: el 80% de ellas las piden) para el cuidado de los hijos o las personas dependientes a su cargo (los nacidos bajo el sexo masculino no deben tener esa necesidad, inquietud o, llamémoslo por su nombre, responsabilidad).

Y hablando de paridad: el 65% de los directivos son hombres (aunque creo que ese adjetivo es distorsionador) frente al 35% de las mujeres.

Soy consciente de que no estoy enfocando el tema como me hubiese gustado, pero la sangre me hierve ante la desigualdad con mayúsculas, ante el enfrentamiento y la confrontación. Sin embargo, debo seguir con este artículo y compruebo que el mapa de la mujer trabajadora frente al del hombre es muy llamativo: ellas son más en cantidad, tienen mejor formación, cobran menos, dirigen menos empresas y dejan el trabajo para ocuparse de los hijos y familiares. Y aquí llega mi enfado: ¿creen que hay alguna razón para que reivindiquen eso que llamamos igualdad de género? Reflexionemos sobre esto, pero no nos quedemos aquí, pues hay mas condiciones que superar por las mujeres.

Ahora intentaré abordar una cuestión, difícil, excesivamente difícil, pero que quiero hacerlo. Si me meto en charcos, hasta el fondo.

¿Cómo es posible que todavía se debata sobre la cuestión de qué es violencia o, qué, no? Y quiero que vuelvan a leer la pregunta. He escrito violencia, tal cual. ¿Sería distinto si hubiese escrito: violencia de género?

Sin embargo, esta cuestión ha llegado a ser un desastroso conflicto político con la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, para que todos nos entendamos la famosa Ley del “solo sí es sí”, creo que tiene muchísimo bueno y alguna laguna que debe corregirse (sé que esta frase me catapultará a lo peor o a lo mejor, pero mis neuronas me dicen que cuando las “lagunas” dan respuesta, eso, merece la pena), por tanto, esperemos a que lleguen esas correcciones y entonces, opinar.

8 de marzo de 2023, sigo en ese día que no debería festejarse, simplemente por no necesidad, pero la vida sigue y leo el objetivo 5 de la agenda 2030 de Naciones Unidas y establece cosas que me erizan el vello, pero que son así:  entre sus metas eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas, en los ámbitos públicos y privados; el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina. Sé que los más intrépidos me van a decir: ¿por qué haces este artículo si estás teniendo una convulsión tras otra? Pues lo hago porque desde mi posición quiero dejar claro que tú, mujer, y yo, hombre, somos lo mismo.

FELIZ DíA: MUJERES Y HOMBRES QUE LUCHAN POR SER LO QUE SOMOS

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