José Martín-Retortillo

Articular el valle de Nocito

04 de Diciembre de 2022
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Desde la Ley del Parque de Guara, de forma expresa se dispone de la creación de lo que luego se ha venido en llamar el eje norte de Guara, que no es otra cosa que un vial o pista asfaltada de quince kilómetros de los cuales doce son ya una pista existente y tres de nueva creación, con un puente en Bara sobre el río Alcanadre, que venga a sustituir o reponer un viejo puente existente que el rio se llevó hace unos diez años. Se llevan con trámites, pejiguerías, dimes y diretes más de veinte años, con la excusa de la normativa y burocracia medioambiental, y encubiertamente la falta de dinero y más claramente la ausencia de voluntad política de la lejanía que no coordina, pero decide y desconoce bastante el territorio y su historia.

Siempre he opinado que las cosas cuestan mucho más de lo que el personal se piensa. Las cosas cuestan y valorarlo es algo obligado, porque conseguirlas supone un gran sumatorio de esfuerzos, muchas veces individuales, de soledades aplicadas a la faena, de resolver dudas, incomprensiones y sinsabores.

Traigo esta digresión a cuenta, al saber de la buena noticia de la apertura del refugio de montaña de Nocito, laborado por el equipo dirigente del club de montaña Peña Guara, con Manuel Bara a la cabeza, que se han estado unas décadas, -sí, décadas- para conseguir su construcción y apertura. Lo que cuestan las cosas, insisto.

 He oído hablar de Nocito desde la infancia, por el amor que mi padre tenía a este valle tan olvidado; por donde iba a pasar la carretera directa de Huesca a Boltaña, que algunos se oponían a ella, como suele ocurrir, con alguna razón sibilina.

D. Federico Balaguer, me comentó, que esa carretera se licitó, en los dos primeros meses del año de 1936, año suficientemente desgraciado para la nación española, donde no había lugar para las obras públicas que promovía el regeneracionismo, porque empezaba el festival cainita. Dejo para los historiadores, los detalles de esa labor fallida por la guerra y luego por el embalse de Vadiello.  Pero he conocido Nocito, sin accesos asfaltados, al que llegar era una odisea sobre todo si había llovido. Lo he conocido sin luz en las calles. Como la traída de la luz hasta Bara, es decir también a Bentué de Nocito y a Used. Siempre el bolero de lo que cuestan las cosas. He conocido esos lugares sin casi nadie, muy abandonados o deteriorados y vacíos, y he visto cómo los servicios, empezando por la carretera de acceso y la luz han ido reviviendo. Como también en la Guarguera y en el sur de Boltaña, o más cerca en el valle de Belsué, Cierto es que hay mucho por hacer en todos lados, pero importante es empezar y seguir yendo en la misma dirección.

Nocito no fue abandonado, pero estuvo en proceso de mucho deterioro. Sin traída de luz, que venía de la Guarguera, que también estuvo a oscuras, y tenía que disponer de todas las gabelas ambientales, suficientes para duplicar el coste previsto o incluso para abandonar o alargar su realización. Lo he conocido con el caseterismo de urbanitas principalmente franceses, hasta que se ha ido reconduciendo la situación, con acierto, por sus habitantes, propietarios y Ayuntamiento. Suerte ha sido ver como se han ido arreglando edificios. Leí una carta en el periódico del Alto Aragón, cuando se llevó la luz, cómo alguno recién ubicado en el lugar, lamentaba el esfuerzo de la traida de la luz, por su defensa de “la soledad, la oscuridad y el silencio”.

Celebro con mucha alegría la inauguración del Refugio de Peña Guara en Nocito. Es una muy buena noticia, y deseo que su uso sea duradero, beneficioso y saludable para la zona y para los amantes del paisaje y la montaña.

            Quiero recordar en estas líneas a todos los que desde hace años han luchado contra el abandono de grandes zonas de la provincia, en condiciones de supervivencia realmente adversas y difíciles, con toda clase de inconvenientes, soledades y desidias.

Por todo me parece obligado seguir insistiendo en la carretera de Nocito y Bara a Las Bellostas como indudable forma de articular mucho mejor un amplio valle dejado de la mano de Dios y de los hombres, frente a la ensoñación infantil pseudoambiental de algunos muy pocos de no hacer nada o decir que no se justifica o que dando rodeos más largos por la Guarguera se soluciona la cuestión, como si se tratara de quemar gasolina a capricho. Creo que reiterar una vez más, entre muchas, la reivindicación de esta vía a Las Bellostas resulta necesario, pero se trata de una decisión política, y donde no hay votos, no suele haber piedad, ni suele aparecer alguien con valía política para decidir hacer las cosas, que bastante se entretienen con la defensa de la aliaga, el cangrejo y el buitre.

Me cuentan que se prepara la Declaración de Impacto ambiental del eje norte del parque de Guara, con muchas prescripciones, paternalismo que no falte, en un diálogo entre la Dirección General de Medio Natural y el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA). Todo paso adelante será bueno. Cosa es ya de la burocracia ambiental. Me sugiere varias cosas: Una, luchar por las evidencias, recordando a Dürrenmatt:: “triste luchar por las cosas evidentes´”; dos, lo que cuestan las cosas, como antes decía; tres, hablamos de medio ambiente: se han olvidado de la perdiz, que está en el valle, y en este caso, ya muy mareada; cuatro, encargar al zorro a que vigile el gallinero de hacer la pista asfaltada no parece muy eficiente. Cualquier palmo de tierra es ambientalmente sagrado, no solo unas parcelas concretas que llamamos Parques y sus zonas periféricas, que es lo mismo, pero puede llevar un exceso de cautelas que hace más rígidas las iniciativas locales.

En resumen parece que, para andar, lo mejor fuera atarse los cordones de los zapatos de los dos pies y complicarlo lo más posible, dicho con ironía. Resulta económico no hacer nada. Recordamos que Huesca es un territorio donde precisamente hay mucho por hacer, pero por su orografía y extensión, por su poco peso sociopolítico, por su pobreza y poca población, por su clase política, por sus localismos, todo es manifiestamente mejorable pues hay un déficit histórico de obra pública.

Echo en falta implicación en las decisiones, frente a una administración que deja de ser activa, y que parece estar a la defensiva y no es capaz de decidir. La novela, indudablemente, continuará. Mientras, invito a hacer una excursión desde Bara a Las Bellostas en coche, para tener la ventaja de saber de qué se habla. Controlen el kilometraje y el gasto.  Y el otro envite, complementario, que se puede combinar con la primera, es volver andando desde Las Bellostas hasta el Alcanadre en Bara y cruzar el río Alcanadre, que sigue, en cualquier caso, esperando la reposición de su puente. En tres horas y media o un poco más se puede hacer la andada de 15 kms.

En la guerra civil profanaron el sepulcro de San Urbez, patrón de la montaña altoaragonesa, en su santuario, al norte de Nocito. Esto es un hecho de la historia. Habrá que esperar un milagro, sabiendo que este territorio se define por la paciencia, sea en las altas cumbres pirenaicas o en las estepas del sur, la fauna, la flora, el medio y el personal aguanta y aguanta, incluida su burocracia política que forma también parte del medio ambiente. Habrá milagro. Aunque llegue tarde, a base de trabajo y empuje.

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