Hace muchos años leí el libro de León Uris, Éxodo. Me pareció una hermosa historia de reparación para el pueblo judío que tanto había sufrido a causa de la persecución nazi.
Más tarde, a partir del año 1966 empezaron a llegar noticias de asentamientos judíos en tierras palestinas. Muy sutilmente construían Kibutz y los iban desplazando de la tierra que les habían asignado la comunidad internacional tras la segunda guerra mundial.
Si los palestinos protestaban y lanzaban piedras, se les respondía con armas automáticas y bombas. O sea, con represiones que no se correspondían con la protesta realizada en grado muy inferior.
En mi opinión Hamás nació precisamente para defender los derechos de los palestinos. Quizá se les fuera de las manos cuando el siete de octubre de 2023 perpetró el horrible atentado contra Israel.
Por supuesto que lo condeno, como cualquier violencia contra las personas, pero tengo que reconocer que la respuesta de Israel es, como siempre, desorbitada. Los bombardeos diarios infligidos al pueblo palestino con sus miles y miles de muertos civiles, entre ellos muchas mujeres y niños y últimamente negando la ayuda humanitaria, dejando que mueran de hambre tantas personas que no tienen culpa alguna, hace que me plantee si lo leído en aquel libro sobre el éxodo de los judíos a su tierra, se merecían el trato generoso que recibieron de la comunidad internacional. Y no es antisemitismo, sino una visión de la realidad que se está viviendo.
Solo ha faltado que en las últimas noticias nos informan de que Israel ha bombardeado “preventivamente” a Irán, por si se les ocurre utilizar el uranio enriquecido y construir la bomba nuclear. O sea, se ponen la tirita antes que hacerse la herida.
Como es de suponer, Irán ha dicho que habrá una respuesta adecuada. Y se me ocurre pensar en los atentados de 11S de 2001 en que volaron por el aire las torres gemelas de Nueva York, con sus miles de muertos.
El mundo no debería revivir otro atentado como aquel.
Ya podemos las personas de buena fe trabajar por la paz, que mientras haya Netanyahus por el mundo nunca estaremos tranquilos.