Miguel Ángel de Uña Mateos

¡Ayuso cucaracha!

Médico psiquiatra
29 de Enero de 2023
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En 2015 escribí una carta al director en un periódico explicando el porqué de mi abandono de UPyD, donde militaba en aquel momento. Fueron tres los silencios de la dirección de ese partido que a ello me llevaron, pero hoy viene a cuento solo el segundo de los silencios. Escribí entonces lo siguiente:  “El segundo silencio se produjo tras uno los últimos atentados de ETA: en las declaraciones pertinentes, Rosa Díez se refirió a los asesinos y a sus cómplices morales en términos entomológicos. Le escribí una carta personal, como dirigente de UPyD, reprochándole la utilización de esos adjetivos, similares a los utilizados por los nazis con los judíos, o los estalinistas con los "enemigos de clase". Incluso ETA y sus adláteres utilizan el término "txacurra" (perro) para referirse no solo a la policía "española", sino a aquellos que se oponen a su totalitarismo. La animalización del contrario es el inicio del proceso totalitario y no me parece qué, por legítima que sea la crítica, un dirigente político califique con las vísceras a un asesino y a sus cómplices. Ninguna contestación a aquella carta de un dirigente provincial y autonómico como era en aquél momento. Pensé que tal vez su guardia de corps, su secretaría había escamoteado la carta a la vista de Rosa Díez”.

Hoy, se vuelven a escuchar gritos animalizadores para una dirigente política. De estudiantes universitarios, de algunos profesores, que mantienen el discurso propio de nazis y estalinistas. Lo más grave, en mi criterio, es que escuchando las reacciones al “escrache”  (del lunfardo, cascar, aplastar, despachurrar, despanzurrar, es su democrático significado) realizado a la Sra. Ayuso, no he encontrado ni una palabra de repulsa quien utilizaba un término como cucaracha para definir a la política madrileña. Ni una sola palabra de censura, ni por parte del Sr. Ministro del ramo, ni de los múltiples portavoces de la oposición de la Sra. Ayuso (Bolaños parece ser un verso suelto, gracias). La marca de Caín no parece estar solo entre los que vociferaban a la entrada de la facultad, sino entre los cómplices que no acompañan la crítica política que podía encerrar el acto, con la censura absoluta hacia quienes llamaron asesina y cucaracha a la Sra. Ayuso. Sí entonces no callé ante mi jefa de filas, hoy no puede callar ante los que silencian la animalización del contrario, una prueba más de la polarización en la que algunos chapotean con placer.  

ADDENDA. Seguí con interés el discurso arrebatado y fuera de lugar de la mejor alumna en  una parcela de los estudios de la facultad. El dicho clásico “nulla ethica sine aesthetica" conserva la totalidad de su vigencia ante semejante soflama. Y me temo que en este caso, no se pasará con la edad, desdichadamente no me parece un acné juvenil, merecedor de alguna Subsecretaría de Estado en no demasiado tiempo. Me explico, a través de la oradora, el absoluto descrédito del periodismo actual. Leo hace solo dos días en el periódico que era (y presume de seguir siendo) el faro ético de la profesión, resaltado en negrita y en grandes caracteres: “Rusia orquestó el envío de sobres con explosivos a instituciones”. En caracteres mucho más pequeños y sin resaltar: “The New York Times” apunta a un grupo de ultras y de servicios de inteligencia de Moscú”. “No dejes que la realidad te estropee un buen titular”, principio de la prensa amarillista, que lo mismo sirve para culpar a España de la voladura del Maine que para hacer de Charles Chaplin un peligroso comunista. Hace pocas horas ha saltado que Moscú y las hordas de la KGB están en un jubilado de Miranda de Duero, al que seguramente también tacharán de asesino y de cucaracha. Universidad y Periodismo, dos puntales con los que se construyen democracias potentes, hundidos en la miseria moral. Y, a pesar de todo, habrá que seguir remando.

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