Fernando Larrosa

Biescas. un lugar inaccesible

Persona con discapacidad
11 de Agosto de 2022
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Que la Villa de Biescas es un lugar idílico, con un patrimonio cultural envidiable ya no sólo en su casco urbano sino también en sus alrededores, y que sus gentes reciben con los brazos abiertos y con todo el cariño del mundo tanto a quien la visita, como a quien como yo en un momento dado de la vida decidimos asentarnos en ella, aportar con nuestro trabajo y crear una familia, creo que a poco que se conozca este bonito enclave del Pirineo y a sus gentes, no le queda ninguna duda.

Tierra de montañeses, de gente dura, trabajadora, con un corazón que no les cabe en el pecho y siempre dispuestos a ayudar a todo aquel que lo precise y este dispuesto a integrarse en ella mostrando el mismo cariño por este territorio del que ellos hacen gala.

Y por eso, no os creáis que es tan fácil verbalizar alguna de las cosas que aquí voy a contar, pero que creo todos debemos conocer. Aceras sin rebajar, unas escuelas inaccesibles en las que ya no solo una persona discapacitada, sino simplemente un niño que se lesione una pierna y cuya aula se sitúe en la primera o segunda planta  (que son la mayoría) ha de dejar de ir a clase, una sección de secundaria a la que aparte de las aulas hay que acceder subiendo una considerable escalinata, aceras que  durante numerosos meses del año se convierten en macroterrazas para los establecimientos de hostelería y queda imposibilitado que personas que simplemente quieren pasar por ellas lo puedan hacer de no ser enfrentándose con los clientes o con los propios hosteleros (podéis imaginaros lo que ocurre si el que pretende pasar es alguien con una silla de ruedas o unas muletas), vías públicas en las que se ha dado preferencia a la instalación de sombrillas, mesas , sillas, mobiliario decorativo… que al propio paso o aparcamiento de las personas… y más.

Aunque si hay algo que quiero destacar y se ha convertido en un molino de viento que ya he desistido de derribar, eso son las piscinas municipales. Me explico, desde hace más de siete años de manera verbal e incluso por escrito a través de instancias que nunca han sido contestadas, y a diferentes alcaldes y concejales de todos y cada uno de los partidos representados en el consistorio pelaire, les he demandado y hasta suplicado la necesidad de un acceso para personas con movilidad reducida, o incluso para personas mayores o enfermas.

Pues bien, siempre han “tomado nota”, han  dicho “no te preocupes lo vamos a solucionar” o ese otro mantra que todos y cada uno de los concejales con responsabilidad han ido repitiendo año tras año de “para este año ya no da tiempo, pero el verano que viene estará solucionado” (esto lo contestaban igual que se lo dijeras  en marzo que en junio).

LA LEY OBLIGA A LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS, SIEMPRE QUE LA ARQUITECTURA DEL EDIFICIO O INSTALACION LO PERMITA, A CONVERTIR EN ACCESIBLES TODOS Y CADA UNO DE LOS EDIFICIOS E INFRAESTRUCTURAS DE CUYA GESTION Y ADMINISTRACION SON RESPONSABLES,  y así mismo la propia secretaria de este ayuntamiento me contestó en el pleno del mes de junio al que acudí con una pregunta muy  sencilla:

“Llevo siete años pidiendo por favor un acceso para el vaso de la piscina municipal que permita a las personas discapacitadas o con una movilidad defectuosa el poder acceder. Lo he pedido prácticamente a todos los que estáis sentados en esa mesa y hasta por escrito. Sois quienes podéis y debéis el realizar ese tipo de adaptación y aun sabiendo que existe esta carencia seguís sin solucionarlo.¿ Me podríais decir por favor, por qué seguís sin hacerlo?

No hay mejor respuesta que los actos de quien es interpelado. La primera opción fue un silencio incómodo y un cruce de miradas entre los encargados de responderla, y casi hubiera sido mejor que se quedara así. A continuación la respuesta de la alcaldesa de Biescas fue “no sabemos, no tenemos respuesta”.

No cumplen la Ley, desprecian de la manera más absoluta el cumplir con las obligaciones con las que la norma les obliga a hacerlo, y todo ello lo hacen sabedores de que no es uno sino muchos los que nos vemos perjudicados por este pasotismo y desprecio, los que carecemos de poder disfrutar de un derecho básico al que el resto de vecinos sí que optan, simplemente porque ellos no quieren que lo hagamos, porque conocer el problema lo conocen, saber que están obligados (no de ahora, desde hace años) a solucionarlo lo saben, y disponer de los medios humanos y económicos para solucionarlo disponen. Pues bien, si ellos conocen el problema, saben que están obligados a solucionarlo, y tienen los medios para ello, ya que el ayuntamiento en su pleno ordinario del mes de junio me contestó que “no tenían respuesta para ello”, ¿alguien me podría explicar por favor por qué esto no se hace, y lo que considero peor, por qué ninguna asociación o entidad pública ha velado y vela para que no sólo particulares a los que se controla férreamente y me parece estupendo, sino también administraciones cumplan con sus obligaciones y desarrollen los proyectos y reformas necesarios para hacer simplemente que todos seamos iguales y con los mismos derechos y posibilidades?

Estoy orgulloso de vivir en Biescas, soy feliz y espero acabar aquí mis días si es posible junto a la mucha gente que quiero y aprecio y con la  que estoy casi seguro este sentimiento es reciproco.

Tengo muchos y buenos amigos hosteleros y con terraza de esas que os he dicho que ocupan nuestras aceras hasta el punto de hacerlas intransitables, y os aseguro que les deseo todo lo mejor en lo personal y para sus negocios, pero con este escrito no critico ni protesto por su actitud, sino que lo hago por la regulación de todos estos asuntos, mejor dicho,  más bien por la indolencia de aquellos que deberían no sólo regular (que eso es lo fácil) sino como función principal hacer cumplir las normas. Unas normas que faciliten una convivencia justa y pacífica entre vecinos, unas normas que por un lado permitan a los hosteleros maximizar sus opciones para disponer de una fuente de negocio como son las terrazas, en unas épocas tan poco extensas del año como lo son en Biescas, a la vez que permitan que un anciano, una embarazada, una persona con muletas, silla de ruedas, o incluso que tan solo precise ir del brazo de otra,  puedan pasear de manera cómoda, sin miedos, sin tener que sortear la silla o la mesa de turno, sin correr peligro de caerse, darse un golpe, y sobre todo  sin hacerles sentir a todo este tipo de personas culpables e incómodos al tener que solicitar un paso, al que no todos responden con la cortesía y educación que deberían.

Acaba siendo el pagano quien debería sentirse protegido y velado por su administración, al que deberíamos como poco prestar una atención especial por haber tenido la desgracia de verse imposibilitado de llevar una vida “normal”, bien sea por enfermedad, circunstancias temporales o por el propio inexorable paso de la vida. Al final, el mundo al revés, como en tantas otras cosas.

Daría para mucho mucho más todo este asunto. Os contaría cómo ayer mismo, paseando por una acera de apenas metro y medio, en la  que el ayuntamiento ha autorizado la instalación de mesas de terraza, tras mi paso una persona adulta con una bicicleta que venía como yo por la acera, y  mientras sorteaba cómo podía haciendo equilibrios esas mesas y algo apurado por ver tras de mí a este buen señor, todavía tuve que aguantar que me dedicara su parrafada: “Tenga cuidado, hombre, que no deja pasar”.

Como estoy obligado a acudir a una piscina pública que no uso, para acompañar a mi hija menor que no puede entrar sin un adulto (cosa que me parece estupenda), y  estoy obligado a diario a pagar un ticket de entrada como cualquier otro usurario.

Como el pasado año mi hija se lesionó una rodilla y tuvo que estar diez días sin acudir al cole, ya que al contrario de otros compañeros mi hija no dispone de un papá que la pueda tomar en brazos y subirla hasta el último piso donde se encuentra su aula…. Pero lo dejaremos para la próxima, porque no dudéis de que esto no se solucionará.

Es más, probablemente se tergiverse y se intente exponer como un ataque a los hosteleros de mi pueblo, entre los que durante tantos años me he encontrado vinculado profesional y personalmente y tanto aprecio, valoro su esfuerzo y conozco. Nada más lejos de la realidad. No voy contra nadie, ni tan siquiera contra las administraciones. Si alguien esperaba eso siento defraudarle.

Solo aspiro, al hacer esto, a que alguien de una vez determine llevar a cabo lo necesario para conseguir una convivencia adecuada, justa y cómoda para todos.  Porque todos llevamos muchos años conviviendo, y estoy seguro, aspiramos a llevar muchos más. Porque en la inmensa mayoría de municipios esto se ha hecho posible con el esfuerzo y la colaboración de todos, sobre todo, porque estoy convencido de que todos y cada uno de quienes vivimos y visitan nuestro amado pueblo lo merecemos.

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