Miguel Ángel Fustero

Campañas electorales, ¿aclaran o confunden?

Ex coordinador general de Izquierda Unida en Aragón
23 de Mayo de 2023
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Siempre fui partidario de mirarme en el espejo, hacer autocrítica, antes de valorar la actitud de otros, por eso, iniciaré esta colaboración diciendo que en las muchas campañas electorales donde participé, con total seguridad, cometí abundantes errores. Soy yo quien tira la primera piedra, diré más, se trata de tiempos diferentes, quienes quieran comparar aquellos con estos, que lo haga, yo no entraré.  Sirva esto como punto de partida.

Hecha esta entrada y en relación a las Elecciones Municipales y Autonómicas del próximo domingo 28 de mayo, en mi opinión, constato varias cosas:

Con estas maneras de hacer campañas, la desafección política, se incrementará, salvo excepciones, a los mítines únicamente acuden los ya convencidos, los ya colocados, aspirantes a colocarse, algún espía procedente de otras organizaciones políticas, curiosos -que siempre los hay-, quienes llevan redes sociales, medios de comunicación y poco más.

Esta campaña, si cabe más que otras anteriores, ha consistido en una especie de recetario de promesas, de decir lo que se quiere escuchar, de vender ahora, en cuatro días, lo que no se hizo en casi cuatro años, un listado de propuestas que algunos candidatos ni se saben de memoria y tienen que leerlas.  Es una batalla por cifras, aquí algún candidato basa su discurso político, exclusivamente en hablar de millones, en comparar lo que invertían los adversarios en el pasado y lo que se ha invertido o invertirá ahora, sin otra consideración, lo que a mi no me produce ni frio ni calor, primero porque es difícil evaluar si es cierto o no, segundo, porque no conozco si las cantidades que se citan son  suficientes, incluso si es prioritario, necesario, dado que no se habla del problema en concreto más que vagamente.  La oposición dice que todo lo que ha hecho el gobierno está mal y los gobiernos respectivos, que todo está bien, sin análisis mínimamente rigurosos, con una ausencia total de humildad, sin ningún espíritu ni letra constructivo, insulto tras insulto, suma de eslóganes, búsqueda de titulares del día siguiente o de lo que más vende en las redes sociales… ¿Eso aclara o confunde todavía más?

No ha habido debate político serio, no hay exposición a los electores a quienes se les pide el voto de las propuestas políticas de cada uno y en qué se basan, cuál es el hilo conductor, el cuerpo del discurso.  Tampoco existe el contraste de pareceres, menos la dialéctica, por lo que de mala manera uno puede enterarse que modelos defienden los distintos contendientes.    Casi nadie rinde cuentas, ni de la acción de gobierno ni del trabajo llevado a cabo en la oposición, solo en municipios más pequeños, donde la política se hace muy pegada al terreno, puede observarse algo de verdadero pulso social, de lo que preocupa a la gente, propuestas de soluciones,…

Luego, asistimos a políticos que cambian de partido como quien cambia de camisa y partidos que fichan políticos como si todo fuera un simple ejercicio de oferta y demanda, de lo que está más o menos de moda, sin más connotaciones, pisoteando las ideas, la honestidad intelectual, la ética política.  En muchos casos, todo consiste en intereses y tretas, donde el fin justifica los medios, sin reglas, solo objetivo, ganar votos, tener más sillones, más teórico poder, … Digo poder teórico, porque el real lo ostentan otros y la política no es que los tenga en cuenta, como debe hacer, es que se muestra servil ante los que no se presentan a elecciones, Aragón sabe mucho de eso, con nombres, apellidos, familias enteras.

Para mí, se trata de un teatrillo -con todo el respeto a tan noble arte, el escénico-, teatrillo vulgar y ramplón, una ópera bufa, una cierta falta de respeto a la ciudadanía, ¿cómo no va a estar desencantada en una mayoría?, en definitiva, “un insulto a la política con mayúsculas”. 

Se está produciendo, no sé si consciente o inconscientemente, una nueva herida a la maltrecha democracia, maltrecha al ser vaciada de contenido por algunos sátrapas. Se  profundiza en el descrédito hacia los que se dicen representantes de la soberanía popular, es un ataque en toda regla al político y la política honesta, que los hay y muchos, solo que tapados por mucha partitocracia, por funcionarios de los aparatos, así como por especuladores del poder, interesados, mediocres que de no ser en esto, seguramente no sabrían que hacer y que seguramente, perciben muchos mas recursos económicos, favores, posición social, etc., que trabajando normalmente como hacen la mayoría de los aragoneses, altoaragoneses y oscenses.

Y ya finalmente, por mojarme un poco, aunque no era ese el objeto de esta aportación, con carácter general y precisando, que se trata de procesos diferentes, elecciones generales que vendrán luego, no tienen porque ser como las autonómicas y municipales de ahora, no tiene porque ser esta una primera vuelta de las anteriores.  Además de que la España plural es muy diversas, también Aragón, las ciudades y pueblos que lo componen.

Pero sí me atreveré a decir algo: Creo que el camino andado para romper con un bipartidismo que no daba solución a los verdaderos y principales problemas de una mayoría de la sociedad, convirtiéndose un poco en “quítate tú, que me pongo yo” para hacer cosas muy parecidas en lo sustantivo, ese camino recorrido, se está empezando a desandar, es decir, puede volver el bipartidismo con las pocas excepciones de algunos puntos o tierras como la vasca o catalana. 

Y ese retroceso no es precisamente por mérito de los dos grandes, el PP y el PSOE, sino por demérito y continuidad en los errores de los pequeños, sirvan como ejemplo Ciudadanos, Podemos, aquí el PAR, …  

Y no es que así dicho, bipartidismo, tenga por qué ser intrínsecamente negativo, es porque me temo que, si esa predicción mía se produce, no será para fortalecer la democracia, ganar en capacidad de gestión, en priorizar siempre el interés general, en dar solución a los problemas de verdad, colaborando y aportando para construir, no compitiendo o haciéndolo todo para destruir.

Es porque considero que la política tal y como yo la entiendo, tal y como la entendieron los antiguos y no tan antiguos y que seguro estarán en la memoria de muchos, la política es para dar soluciones a los problemas de la gente, cada uno desde su legítimo punto de vista.  Eso sí, partiendo que es antes el interés de los representados que el de los representantes, que el hecho de estar en política es una función con límite de tiempo y no una profesión vitalicia, porque cuando esto ocurre, ya no se defienden ideas, se defienden sillones y corruscos, traicionando las ideas y a quien sea menester.  Mi idea de la política es que esta debe servir a la ciudadanía, a las Instituciones, a la democracia en su conjunto y no servirse de ella.

Como digo, me temo que no será para eso y se continuará haciendo más alto e infranqueable un muro, el muro entre los profesionales de la política y quienes no lo son, entre los representantes y los representados, entre lo que se debate en las instituciones y lo que piensa la calle, entre los que conciben la democracia y la representación legítima, únicamente como votar cada cuatro años y quienes pensamos que sin restar legitimidades, el papel de la sociedad civil debe ser cada vez más determinante.   

 Ojalá me equivoque.

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