Entre apagones, cónclaves y puentes, ha pasado muy desapercibida una noticia que sólo puede clasificarse de dantesca: España es el país de la Unión Europea con mayor tasa de pobreza infantil. Una vergüenza de noticia para un país que se llama a sí mismo avanzado. Una realidad que demuestra que el camino y las políticas que estamos llevando son nefastas. Lo más triste de esta noticia es ver cómo se ha llegado a esta situación. Hace cuatro años, tras el COVID, el puesto que ocupaba España era el tercero por la cola. Sólo nos superaban en pobreza infantil Rumanía y Bulgaria. Hoy, tras una legislatura entera, Rumanía y Bulgaria tienen el mismo porcentaje de infantes en riesgo de pobreza y somos nosotros los que hemos incrementado el número de niños en esta precaria situación.
Este dato no sale de grupos de presión de derechas o de “pseudomedios”, sino que lo afirma Unicef, con datos obtenidos de estadísticas oficiales, es decir, con datos proporcionados por el propio Gobierno.
Aunque, seamos honestos, esta situación no la ha creado sólo Pedro Sánchez y sus políticas erráticas y partidistas. Esto viene del 2004, con la llegada a la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero. Este dirigente, el peor que ha tenido España desde el reinado del traidor Enrique IV (1454-1474), puso las bases para que la España del 2025 sea pobre. Zapatero no sólo enmendó la plana a todas las políticas liberalizadoras que hizo José María Aznar, sino que generó legislación que acotaba el crecimiento económico y endeudó a los españoles a niveles inimaginables por no querer enfrentarse a la crisis del 2008 (recordemos que empezó a poner parches en mayo del 2010 y obligado por la Unión Europea). Con Rajoy la cosa no mejoró, pero por lo menos el ritmo de empobrecimiento se ralentizó. Y al tomar el poder Pedro Sánchez hace ya siete años (el aniversario es en Junio), el ritmo se aceleró a pasos agigantados.
Las políticas partidistas y suicidas del Gobierno de Pedro Sánchez han provocado que España tenga la mayor tasa de pobreza infantil de la Unión Europea. Países como Estonia, Letonia, Lituania, que en la década de 1990 eran países devastados tras ocho décadas de yugo comunista son ahora más ricos que España. El futuro sería más esperanzador si nuestros hijos fueran a vivir a los países bálticos. Estos siete años la economía ha ido peor en España que en países como Bulgaria o Hungría, que hasta hace poco eran ejemplos de cómo no deben hacerse las cosas.
Y el futuro no es halagüeño, las medidas que están encima de la mesa y son “pilares” de este Gobierno sólo ahondarán en este problema. Cerrar la central nuclear de Almaraz, reducir la jornada laboral a treinta y siete horas y media o la política de vivienda. Ya se desgranarán en un futuro mostrando sus posibles resultados.
Lo más llamativo del informe de Unicef es que señala a la presión fiscal como una de las responsables de esta situación. La ONG considera que los impuestos son muy altos para las familias y propone más deducciones y reducciones en el IRPF. Una realidad de la que Pedro Sánchez y su gobierno no pueden culpar a otros. Los impuestos dependen exclusivamente de él, si no los ha bajado y ha provocado un aumento de la pobreza es responsabilidad directa suya, y nada de lo que diga o argumente puede negar esta afirmación. Esperemos que, aunque sea por puro populismo y táctica electoral, en este punto haga caso al informe de UNICEF.
Por cierto, la mayor tasa de pobreza en España está en tres regiones: Extremadura, Andalucía y Castilla La Mancha. Algunos dirán que es por la dicotomía entre norte/sur, otros se darán cuenta de que en estas regiones ha sido donde más tiempo ha gobernado el PSOE.
¿Se imaginan esta realidad con un gobierno presidido por Alberto Núñez Feijoo?¿O por Santiago Abascal? Las calles estarían ardiendo. Centenares de asociaciones pedirían la dimisión del ejecutivo. Las cadenas de televisión realizarían reportajes sobre ello día sí, día también. En cambio, ahora no hay nada de eso.