En estos días de puente, más largos que un día sin pan, todos los medios de comunicación televisivos, radiofónicos y periodísticos, están afanados en las noticias del tiempo.
Y todas las noticias giran sobre el siguiente enfoque. “En Semana Santa brillará el sol, con temperaturas agradables, pudiendo alcanzar en algunas zonas de España los 30 grados, tiempo esplendido para visitar playas, montaña y procesiones históricas”. Recomendamos prudencia en la carretera, tanto en trayectos largos como en cortos. “Lo importante es llegar para disfrutar de este maravilloso tiempo”.
“Están podían ser las noticias previas a la semana santa”
¿Pero un agricultor que pensará de estas noticias tan espléndidas?, cuando tiene pendiente el amortizar los altos costes de una siembra de cereales que hoy se encuentra en alto riesgo. ¡Será fácil que piense! Tenemos los pantanos al 57% de su capacidad, por lo que será muy difícil llegar a octubre sin restricciones.
El cereal pide agua a viva voz con la máxima urgencia. Los almendros pierden los frutos por la falta de humedad en el suelo. Los ganados sin pastos frescos que les permita sacar adelante unas buenas crías para el deleite del consumidor. Fuentes y acuíferos con mínimos flujos y sin reservas de nieve. Ante esta realidad las esperanzas se desvanecen.
“Cuántos millones de personas están en el primer supuesto y qué pocas en el segundo”. Así es la vida, unos ríen por no llorar y otros lloran porque no pueden reír.
Las informaciones pueden ser verídicas o falsas, pero nunca deberían ser frívolas. Cuando hay miles de agricultores mirando al cielo sin esperanza y con deudas contraídas para cultivar sus tierras, creándoles una desazón por sentirse mal tratados y además manipulados, con una falta de empatía sin precedentes.
Desearía hacer una reflexión en algo muy importante. “Si no hay agricultores no habrá agricultura de calidad, si no hay agricultura de calidad no tendremos alimentos de calidad y si nos falta el agua no tendremos riqueza ni para los que ríen ni para los que lloran".