Hace diez días que nos llegó una noticia para encender las alarmas económicas.
La noticia fue escueta pero clara y tajante: En el primer trimestre de año 2023, Ibercaja gana 54 millones de euros y paga de impuestos 29 millones.
Las noticias para unos son noticias y para otros son interrogantes.
En primer lugar, dejar claro que los 54 millones de euros los ganó Ibercaja, pero a costa del ahorrador y del inversor. Segundo, el impuesto a los bancos es un poco más del 50% de los beneficios, algo que sonroja a los ahorradores y a los inversores. Una buena parte de los 54 millones estaría muy bien en las cuentas de los clientes de Ibercaja, porque los beneficios han salido de los que ahorran, de los inversores y de los que pagan intereses por sus créditos.
Tenemos muchas formas de interpretar las cosas pero sólo una es la más lógica, los bancos son meros administradores de nuestro dinero y no siempre estamos de acuerdo con los administradores de nuestro patrimonio económico.
En los momentos actuales el patrimonio económico nos ofrece una bajísima rentabilidad por las formas de redistribución de los beneficios. Los beneficios se aplican escalonadamente. Primero los bancos que meten el cazo hasta el fondo del cazuelo, segundo los nuevos impuestos a la banca que dejan el cazuelo tiritando y las migajas que restan para los clientes, ahorradores e inversores.
Así llegaremos al segundo, tercero y cuarto trimestre. ”Y que siga la fiesta para el bien de los impuestos”.
En la pasada campaña electoral del 28 de Mayo, muchos han sido los disparates que nos ha tocado oír, pero el máximo disparate ha sido que ninguna de las formaciones políticas ha dicho de rebajar el techo de gasto. Para gastar primero hay que recaudar, y el recaudar siempre les toca a los mismos. ¿Por qué será?