Los que peinamos canas y poco pelo recordamos la economía de subsistencia de nuestra juventud.
De la escasez nace el ingenio. Balones de trapo, carruajes con tablas de desecho, ruedas y todo tipo de artilugios eran nuestros juguetes, que discurrían por las calles de tierra.
Recuerdo que, cuando cumplí veinte años, un mecenas de Barcelona nos regaló una equipación de fútbol completa de veinte unidades, con veinte pares de botas y dos balones de reglamento. Por supuesto, el saque de honor corrió a cargo de la señora del mecenas. Aquel acontecimiento se produjo en el año 1968, época en la que España empezaba a despertar. Los créditos de aquellos años estaban al 9%, pero las personas emprendedoras y responsables disponían de crédito, pero la mano de obra era barata, una cosa compensaba a la otra.
En nuestras mentes de aquellos años, solo existía una idea, “CRECIMIENTO”.
La época de mi juventud fue una época próspera, próspera para España y próspera para las familias que se querían sacrificar un poco más que en nuestros días.
¿Cuál fue el milagro que hizo crecer a España y a sus gentes?
Los impuestos eran mínimos, los alimentos, el 90% eran de autoconsumo, los 90.000 funcionarios de aquella época han crecido a 3.500.000 a fecha de hoy, no existía el paro, todo el mundo trabajaba con más rentabilidad o menos, los sábados eran laborables, la vacaciones sólo existían para una capa social muy pequeña y por supuesto “como dice el ansotano” duro que coges, duro ta o sombrero.
El ahorro no ha cambiado nada en 50 años. El ahorro sólo se consigue con un estilo de vida, la palabra clase es austeridad. Las personas austeras sólo compran lo que necesitan y sólo comen y beben lo que les hace falta.
Las personas austeras no han recorrido el mundo, ni falta que les hace. El mundo lo llevan en su alma, en su corazón y en su mente, pero detrás de ellas, dejan una estela de responsabilidad y de eficacia con ellos mismos, con su familia y con España
La economía es el motor que mueve al mundo, unas veces para bien y otra para mal. Todo depende de las personas que lleven el timón del poder