El error de los gestores políticos

28 de Noviembre de 2023
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En la vida diaria, cuando tenemos un problema, “que son muchos por cierto”, acudimos a un profesional del asunto que nos ocupa intentando solucionar dicho problema, o como mínimo no empeorarlo.

La ministra de trabajo nos anuncia que en el año 2024 subirá el SMI, y si aceptara la propuesta de la patronal, pasaríamos de los 1.080 a 1.112´40 euros.

Si subimos el SMI, automáticamente subirá la inflación y nos encontraremos en la misma situación que en el año anterior.

A la Sra. Ministra de trabajo que mueve muy deprisa la lengua y quizás muy despacio las idas, habría que decirle que la inflación en estos cinco años ha roto todas las previsiones y no solo por el S.M.I., pero si cada día nos cuesta más producir, sumando todos los factores entre ellos el S.M.I., habrá que adaptar los ingresos a los gastos y la inflación será el resultado más seguro.

A pesar de que la situación no es muy esperanzadora, tengamos fe en la ministra de trabajo y le demos un pequeño margen de tiempo. Y si es capaz de bajar la semana laboral a 37´5 horas y subir el SMI, y además bajar la inflación. Habrá que decirle: “Disculpe señora ministra, sus ideas son más rápidas y acertadas que su lengua.”

¿Por qué no pensamos igual cuando tratamos asuntos propios que cuando tratamos asuntos ajenos o generales?

A nuestros dirigentes, habría que comunicarles que las empresas “no son el mal de este país”, muy perseguidas por cierto. El mal de este país es que producimos poco por habitante, que producimos caro y se cobra muy tarde lo producido, por tener una economía excesivamente lastrada.

También habría que decirles que sin empresas no hay empleo, a no ser que se fomente más empleo burocrático, que según las encuestas sobran la mitad o algo más.

Afortunadamente la vida no son sueños, son realidades constantes y sonantes: si un pollo cuesta criarlo 6 euros, habrá que venderlo por 8  para  que pueda vivir el granjero y pagar los gastos generales, y lo mismo con todos los alimentos.

El dinero público habría que tratarlo con más responsabilidad. Y el dinero privado con más intuición.

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