Un futuro que asusta

Antonio Lasheras
12 de Julio de 2023
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Ni los bandoleros Curro Giménez o Cucaracha extorsionaban la propiedad como lo hace el fisco aragonés en nuestros días.

Por mi trabajo, durante cuarenta años me he relacionado y me relaciono con cientos de familias del medio rural, y la verdad es que el sufrimiento de muchas de ellas es digno de compasión. El dolor, las lágrimas y la impotencia son la recompensa de la extorsión, que se produce en las familias que generación tras generación lucharon toda una vida para conseguir un patrimonio dañino en nuestros días.

En muchas ocasiones tertulianos de prestigio afirman por convencimiento y por justicia que la propiedad debería ser sagrada como algo inviolable, pero no es así.

Hace unas semanas, un anciano con lágrimas en los ojos me decía: “Le dí a mi nieto 1.200 euros para que hiciera un curso de inglés en la ciudad de Bristol del Reino Unido con una duración de quince días. Y a los dos meses, me llegó un requerimiento obligándome a pagar el impuesto de donaciones”. En ese momento, me decía el anciano, mi corazón sangró de inmenso dolor, tristeza e impotencia.

Cuando el gobierno o mal gobierno despilfarra y malgasta el dinero de todos los españoles nos la tenemos que envainar y tragar saliva para suavizar el cuajo.

¿Cómo es posible aguantar impuestos del 19-24-32 y hasta del 48% de transmisiones patrimoniales de tus propiedades, que ya pagaron mil impuestos?

Apreciados aragoneses: así no se crean ni empresas, ni autónomos, ni paz social. No sé cuándo ni cómo, pero esto tiene que estallar. Dejando claro que esta guerra fiscal, impositiva y recaudatoria, dejará demasiados cadáveres en el camino.

Curro Giménez y Cucaracha se jugaban la vida en todas sus acciones de bandolerismo. Pero hoy en Aragón los únicos que se juegan la vida por indefensión e impotencia son los paganos, que poco a poco se quedan sin vida, ni física ni económica.

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